Lamentablemente, Suzanne murió el pasado 22 de marzo, dos días después de haber sido ingresada, debido a la falta de oxígeno.
Judith, la hija de Suzanne, ha asegurado que su madre fue ingresada el año pasado por neumonía y que, aunque vivía sola, se había tomado el confinamiento "muy enserio".
Devastada por la pérdida, Judith asegura que su madre le dijo antes de ser aislada: "No debes llorar, hiciste todo lo que pudiste". A la tragedia se suma el hecho de que no pudo acompañar a su madre en los últimos momentos: "No puedo despedirme de ella y ni siquiera tengo la oportunidad de asistir a su funeral"
La situación que se vive en Bélgica es la que se viven el resto del mundo por la pandemia, los hospitales abarrotados de gente que necesitan respiradores, un objeto que escasea en todos los países por el alto número de pacientes afectados por el COVID-19.
Muchas personas en redes sociales han lamentado el fallecimiento de la anciana belga y la han calificado de heroína. La historia de Suzanne es un ejemplo de solidaridad y bondad en los momentos más duros.