Pero el "protocolo" de la Conmebol parece estar muy lejos de lo que ha hecho el presidente desde el inicio de la pandemia. Totalmente contrario a los confinamientos o cuarentenas, priorizó mantener el ritmo de la economía brasileña.
Desestimó el real impacto e importancia del coronavirus en la población. Lo llamó apenas una "gripezinha". Nunca impulsó el distanciamiento social o el uso del barbijo.
Brasil es el segundo país del mundo en cantidad de muertos: 467.706 personas. Y el tercero en cantidad de contagios, detrás de los Estados Unidos y la India (16.720.081 casos).
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Bolsonaro habla por televisión de la Copa América en medio de cacerolazos de protesta (Foto: Captura de TV)
Discurso y cacerolazos
Jair Bolsonaro se centró en dos aspectos en su mensaje televisivo: indicadores de una recuperación económica y el aumento de la vacunación en Brasil.
Otra vez volvió a cargar contra los confinamientos, que lo enfrentan a gobernadores e intendentes. "Mi gobierno no cerró el comercio, no cerró iglesias o escuelas o le sacó el sustento a millones de trabajadores informales", destacó el presidente. Dijo que gracias a oponerse a las cuarentenas, la recuperación económica del país ya es palpable. En el primer trimestre del año, el PBI subió el 1,2%. Las proyecciones dan un aumento del 4% para todo el 2021.
El otro tema que destacó es el plan de vacunación que se ha potenciado. En Brasil se aplican las vacunas de AstraZeneca, Pfizer y Sinovac.
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Brasil aplicó 69 millones de dosis contra el coronavirus (Foto: Our World In Data)
Hasta el momento, el país llegó al 32% de la población al menos con una dosis. La cantidad de personas que completó las dos dosis baja al 10,55%.
En su mensaje de la noche del miércoles, Bolsonaro aseguró que nadie se quedará sin su aplicación en el caso de querer vacunarse durante este 2021.
No obstante, mientras hacía esas promesas, la gente demostró su descontento con el mandatario golpeando las cacerolas una vez más. El cacerolazo se repitió en las principales ciudades del país como expresión contundente del rechazo que genera cada aparición de Bolsonaro en gran parte de la población.
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Mientras el presidente hablaba, sonaron las cacerolas en las grandes ciudades de Brasil (Foto: AP)
Por ejemplo, en ciudades como Río de Janeiro, San Pablo, Belo Horizonte, Porto Alegre o Recife se escuchaba, al son de las cacerolas, el grito de "fuera genocida", por su posición negacionista frente a la pandemia.
De todos modos, nada parece sacarlo de su objetivo: ganar la reelección en 2022. Solo tiene el 30% de opinión favorable, aunqueBolsonaro toma ese número como base para crecer.
Además de hablar de las vacunas y la recuperación económica, el mandatario confirmó y se mostró orgulloso de ser la inesperada sede de la Copa América.
Ni las cacerolas ni los contagios en una "tercera ola" impactan en su proyecto. Si Brasil gana la final en el Maracaná, será un espaldarazo para su campaña por la reelección.