El Ministerio explicó que esta medida responde a una preocupación extendida: las diferencias entre territorios habían crecido en los últimos años debido a suspensiones por lluvias intensas, necesidades de reparación de infraestructura o actividades de recuperación académica. Con el cierre único del 5 de diciembre, se intenta corregir esas asimetrías y asegurar una base común para el año escolar 2026.
Un descanso prolongado que beneficia estudiantes y docentes
El periodo de receso de fin de año comenzará oficialmente el sábado 6 de diciembre, día en que las actividades escolares quedarán completamente suspendidas. El retorno a clases está programado para la última semana de enero de 2026, lo que conforma un descanso que supera las siete semanas consecutivas.
Para los estudiantes, esto representa uno de los recesos más extensos del ciclo lectivo. Para los docentes, significa un tiempo valioso para adelantar procesos que requieren planificación detallada, entre ellos:
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Ajuste de planes de área y planes de clase.
Revisión de informes académicos y estrategias pedagógicas.
Organización de matrículas e inscripciones.
Distribución de grupos y jornadas.
Evaluación institucional y planeación del año 2026.
Directivos y orientadores educativos coinciden en que este periodo resulta estratégico para preparar el inicio del nuevo ciclo escolar sin la presión de actividades simultáneas, especialmente en centros educativos con alta matrícula o con sedes múltiples.
El calendario escolar oficial del 2025
El Ministerio de Educación Nacional estableció un calendario obligatorio para las instituciones del calendario A. Estas fechas deben cumplirse sin excepciones y buscan ordenar los tiempos pedagógicos en todo el país. Los principales hitos del calendario son:
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Semana Santa: del 14 al 18 de abril.
Vacaciones de mitad de año: del 23 de junio al 11 de julio.
Semana de receso escolar: del 6 al 10 de octubre.
Cierre de clases: viernes 5 de diciembre.
Inicio del receso final: desde el 6 de diciembre.
La cartera educativa recordó que estas fechas serán obligatorias para todas las instituciones públicas y que no se permitirá adelantar ni postergar el cierre anual. El propósito es estandarizar los procesos y evitar que cada institución determine tiempos propios sin considerar los lineamientos nacionales.
¿Qué pasa con los colegios privados?
En el caso de los colegios privados del calendario A, la resolución del Ministerio también es de cumplimiento obligatorio para el cierre de actividades académicas. Sin embargo, estas instituciones podrán realizar jornadas internas posteriores al 5 de diciembre, siempre sin estudiantes en actividades regulares.
Estas jornadas suelen destinarse a procesos como:
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Nivelaciones para estudiantes que requieren recuperar logros.
Encuentros institucionales o asambleas internas.
Ajustes curriculares o planeación docente.
Entrega de boletines y actos administrativos.
Aunque algunas instituciones privadas podrían extender estas tareas durante la semana siguiente, el cierre académico para los alumnos sigue siendo el 5 de diciembre, sin excepción.
¿Y los colegios del calendario B?
Para las instituciones que operan bajo el calendario B, la medida no representa ningún cambio. Estas manejan un cronograma diferente, en el que las clases suelen terminar a mitad de año y reiniciar en agosto o septiembre. Por ello, sus procesos administrativos, vacaciones y retornos se mantienen independientes del calendario A.
La aclaración busca evitar confusiones, especialmente en ciudades con una alta presencia de colegios bilingües o extranjeros, donde suelen coexistir instituciones de ambos calendarios.
Un cierre que impacta en millones de familias
El anuncio del Ministerio generó diversas reacciones entre familias, docentes y autoridades locales. Para muchas familias, el cierre temprano significa una reorganización de rutinas laborales, especialmente para quienes deben conciliar el cuidado de niños con jornadas de trabajo presenciales. No obstante, muchos padres valoran positivamente que exista claridad y unificación en las fechas, ya que esto les permite planear con anticipación actividades de vacaciones, viajes o espacios recreativos.
Por otra parte, líderes educativos consideran que la medida favorece la gestión institucional. En años anteriores, la falta de uniformidad provocó que algunos departamentos cerraran antes y otros después, obligando a ajustar calendarios internos sin lineamientos claros. Con una fecha fija para todo el país, se simplifican los procesos de:
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Inscripción y matrícula.
Carga y publicación de boletines.
Organización de jornadas laborales del personal educativo.
Planificación del inicio de año.
La importancia de completar las 40 semanas de clase
El principal eje de la decisión gubernamental es asegurar que todos los alumnos del país cumplan las 40 semanas obligatorias de actividad académica. Según el Ministerio, este requisito garantiza un mínimo pedagógico indispensable y evita que los estudiantes de zonas rurales, por ejemplo, queden en desventaja frente a estudiantes urbanos que no enfrentan interrupciones climáticas frecuentes.
Además, la unificación del cierre permite reducir brechas regionales. En departamentos donde las lluvias causaron cierres temporales, las instituciones tuvieron que reprogramar jornadas. Sin embargo, otros territorios no enfrentaron estas dificultades, lo que generó desfases que ahora se buscan corregir.