Cada vez que calientan el piso - en este ejemplo - suena la música. Entonces, llevado al "escenario", basta hacer sonar la música para que el animal recuerde lo que sucede (el piso comienza a quemarlo) e instintivamente se "levanta o baila".
Pues bien. Uno de los cuidadores estaba con "su" oso en el centro del escenario, cuando de pronto, otro que estaba esperando su turno a un costado, comenzó a atacar a su cuidador. La diferencia de tamaño, de peso y sus poderosas garras le dieron un aspecto dramático a una presentación para entretener a los espectadores. El oso se abalanzó sobre el hombre y lo atacó reiteradas veces. Se defendió como pudo mientras otros cuidadores tardaron en salir a ayudarlo con empujones, golpes con elementos del espectáculo y gritos, lograron, con mucho trabajo, separarlos. Se llevaron al oso a su jaula y solo entonces pudieron darle asistencia al cuidador, con graves heridas.
Las causas del ataque: arrebatar la comida
Esa es otra parte de la polémica desatada. El comunicado de las autoridades dice que fue el intento de hacerse con su ración de comida lo que motivó el ataque del animal. Por demás controvertido. Estos animales, sometidos a esas rutinas de sufrimiento, saben que el alimento llega cuando "cumplen con una rutina" aprendida de manera cruel. Por lo tanto, es raro que ataquen a quien les da de comer. Salvo que le oculten la comida para recibirla como "recompensa arriba del escenario". Entonces, el animal puede tener hambre porque le retardan al acceso a la comida hasta que comience a "actuar".
Por más que estén sometidos y en dependencia con los seres humanos, los animales salvajes conservan su esencia. El oso tuvo hambre, vio la comida y no quiso esperar para "ganársela". Por lo tanto, se abalanzó sobre la comida, aún a riesgo de la salud del hombre que estaba con él.
Esta situación de maltrato a los animales, para que parezca que hagan una "proeza" y luego son recompensados, es cuestionada y prohibida en casi todo el mundo. En China, no.