"-¡Dale, dale, dale! ¡Vente, vente,mi amor, vente!" le dice un hombre para estimular a una pequeña niña a que avance por debajo de un alambrado de púas.
"-¡Dale, dale, dale! ¡Vente, vente,mi amor, vente!" le dice un hombre para estimular a una pequeña niña a que avance por debajo de un alambrado de púas.
"Álzale, álzale el cartón, pa' que ella pase! ¡Por abajo! ¡Anda, venga, gatee!", le dice su madre.
Los diálogos apurados y nerviosos se dan en uno de los puntos de los más de 3.180 km de frontera ente Estados Unidos y México. Dos personas -ya en territorio norteamericano- alientan a una niña para cruzar un alambrado de púas en forma de ovillos.
Al otro lado, una madre se agacha y gatea mientras lleva protegida a su hija. Se cubren con un cartón para no ser lastimadas por los alambrados. El cartón es como un escudo que les permite avanzar pegadas a la arena y cruzar ese obstáculo.
A medida que la niña avanza, el "escudo de cartón" se va desplazando. Finalmente, los hombres la toman y la niña logra ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. Un problema que no tiene una solución por más que se apliquen medidas duras o más de consenso con México.
Semana tras semana, la patrulla fronteriza de los Estados Unidos detiene a unas 8.000 personas diariamente. Los números oscilan en la medida que las decisiones tomadas por los estados fronterizos y la Casa Blanca se endurecen. En mayo expiró la norma 42, que permitía expulsar inmediatamente a quienes se detiene traspasando las fronteras de manera irregular.
Ahora, tienen un plazo para presentar documentación que le conceda un status especial y eviten ser deportados al instante.
Pero las oscilaciones de las medidas del poder lo único que provocan es un flujo mayor de inmigrantes ilegales. Cualquier recurso es válido, lo que muestra las malas condiciones de vida de miles de personas en sus países. Sin embargo, no solo son mexicanos los que aspiran a ingresar a los Estados Unidos.
México tiene un problema con los países vecinos, pero también con algunos de Sudamérica. Por ejemplo, venezolanos cruzan miles de kilómetros para intentar llegar al borde entre México y Estados Unidos y luego pasar la frontera, como sea.
Uno de los primeros problemas que intentó abordar la administración Biden fue un incordio dejado por Donald Trump. El presidente republicano deportaba a los padres de una familia de inmigrantes ilegales y los niños quedaban en Estados Unidos. Esto derivó en que muchos chicos quedaran en territorio norteamericano mientras sus padres eran expulsados hacia México.
Estos niños sin familia son aún hoy un gran problema de pobreza.
Joe Biden se queja de la postura de los republicanos tras la gestión de Trump. El magnate conservador hizo construir un gran muro -inconcluso- y solo le importó frenar el flujo de personas. Incluso, el New York Times reveló que en una reunión con sus colaboradores inmediatos preguntó si se les podía disparar a los inmigrantes ilegales en la frontera.
Por supuesto, que el camino que ensaya Biden va por otro andarivel, pero se queja de que debe hacerlo en solitario. No cuenta con el apoyo de los republicanos en el Congreso ni con los gobernadores republicanos en los estados sobre la frontera con México.
Pero la situación que encontró Biden parece que se mantiene, pese a los cambios de la ley en el papel. La mujer que usa un cartón para burlar la amenaza de los alambres fue descubierta por la policía del estado de Texas.
De inmediato, tal como estaba vestida, fue conducida nuevamente a la frontera y obligada a cruzar hacia México por el mismo camino. Cubierta por un cartón, para no lastimarse con los alambres de púa. No obstante, la niña quedó en el territorio norteamericano con funcionarios y asistentes sociales.