Pero ahora, bien puede aplicarse a otro drama para la salud pública en los Estados Unidos: una droga que causa una altísima adicción y convierte a las personas en despojos humanos, como zombis.
La droga que "fabrica" zombis
Si los Estados Unidos tienen ahora el problema del fentanilo, cada vez más utilizado como un estupefaciente, pero con muchos casos que llevan a la muerte, el panorama se ha complicado mucho más. Los traficantes y vendedores de droga lo mezclan con otro elemento: la xilazina, un sedante que usan los veterinarios y que no está aprobado para usarse en seres humanos.
Esta letal combinación ya se encuentra en las calles de las principales ciudades de los Estados unidos. Sin embargo, hay una región en Filadelfia que, lamentablemente, se convirtió en el refugio -tal vez deberíamos decir "depósito"- de seres humanos arruinados casi de manera irrecuperable por esta forma de drogadicción.
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Una joven está de pie, pero sin controlar su voluntad ni sus movimientos, totalmente obnubilada por la adicción a las drogas. (Foto: Captura de TV)
Los zombis de la calle
La calle Kensington, en el centro este de la ciudad, es una verdadera muestra viviente del horror. A lo largo de sus cuadras se acumulan cientos de personas que parecen deambular -los que pueden- sin voluntad alguna, sin ningún propósito ni criterio. Y esos son los menos. La mayoría pasa horas tendidas en el suelo, en las peores condiciones, a la intemperie.
Pero lo peor, lo que más impresionas son los que han sido apodados como zombis. Están tan arruinados por las dosis de esta fatal combinación de fentanilo y xilazina que no se pueden mover. Extrañamente, permanecen de pie.
Se bambolean en el lugar. Sus cuerpos parecen contorsionarse mientras las piernas los sostienen erguidos. Otros pasan largos minutos encorvados, casi petrificados, como si pudieran dormir de pie o estuvieran en un trance profundo. Por supuesto, nada de lo que hacen, obedece a su voluntad. Simplemente, sobreviven. Por eso se los llama zombis, "muertos en vida".
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La combinación de fentanilo y xilazina reduce a las personas a despojos humanos (Foto: captura de TV).
Llegan allí de todos los rincones del país, por diferentes razones. Algunos, por la crisis económica. Son jóvenes que se quedaron sin trabajo y, por lo tanto, no pueden pagar, por ejemplo, el valor de una renta (que se ha elevado por el regreso de la inflación). Pasan a ser homeless, aunque poco tiempo antes trabajaban. Caen en las adicciones para superar un estado depresivo, pero lo hacen con esta combinación de fentanilo y xilazina que no da revancha.
"El que entra, no sale más. Antes era crack, cocaína, pero desde que llegó el fentanilo esto es tremendo", dicen las autoridades sanitarias. Otros llegan tras haber consumido todo tipo de sustancias adictivas. Kensington será la última etapa en sus vidas, con toda seguridad.
Un número que va en aumento
Con el paso de los años, el número de los "ocupantes" de la calle Kensington ha explotado. Como dijimos, muchos de los advenedizos llegan porque, sencillamente, no tienen dónde ir. El número se multiplica. Claro que varios elementos se asocian también de modo dramático a la destrucción de la mente que produce el fentanilo. La droga se consigue en esa calle más fácil que el agua. Las autoridades no se ocupan demasiado de lo que ya es un "santuario de la adicción", no solo en Filadelfia, sino en todo el país.
Pero hay servicios de control de las personas. Agentes que entran en contacto con ellos, logran conocer sus identidades y sus lugares de procedencia. Ubican a los familiares y les informan sobre el grave estado de cada uno de ellos. La respuesta mayoritariamente es una sola: nadie responde por estos seres y los libran a su suerte. O a su muerte.
La combinación de estas dos drogas es 50 veces más adictiva y perjudicial que la heroína.
La "amenaza creciente" ya es un grave problema
Todo pasó en cuestión de meses. Desde que el Gobierno (la FDA, entre otras agencias oficiales) habló de una creciente amenaza pasaron solo 5 meses. En 2022, dos tercios de las muertes por sobredosis en Estados Unidos están directamente relacionadas al uso de drogas sintéticas.
Para aplicarse este estupefaciente, los adictos se inyectan en sus brazos, piernas y hasta entre los dedos de los pies. Como la adicción va en aumento, los "zombis" presentan enormes moretones que emergen de sus venas. Tienen que ir encontrando qué parte de su cuerpo tolera todavía una inyección más. Hasta que las venas estallan y muchos mueren por hemorragias en plena calles.
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Tirados en las calles o enroscados en escalinatas. Personas como zombis, en Filadelfia, por la adicción (Foto: captura de TV).
El año 2022 marcó un récord con 109.680 muertos por sobredosis. Todavía no había irrumpido el problema del consumo de xilazina, una droga totalmente prohibida para el uso en el cuerpo humano.
Para peor, la muerte en muchos casos no es algo súbito. Está precedida por amputaciones por necrosis de tejidos y, finalmente, una septicemia es la causa final del deceso.
La "globalización" también afecta a los pobres adictos sin remedio en una calle de Filadelfia. Cada vez más fentanilo ingresa ilegalmente por la frontera de Estados Unidos con México. Los narcos la introducen para "estirar" otras dogas. Pero el resultado es una combinación mucho más tóxica y peligrosa que antes.
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Contrastes en Filadelfia. La estatua de "Rocky", como símbolo del espíritu de superación. En el otro lado de la ciudad, "zombis", personas que vagan destruidas por la adicción (Foto: A24.com).
Filadelfia y el cine
Como ya apuntamos, en Filadelfia, Tom Hanks puso en la agenda de los Estados Unidos -y del mundo- la discriminación sufrida por los enfermos de VIH. Antes, Rocky Balboa (Sylvester Stallone), subió las escaleras camino al museo de arte de la ciudad, como muestra del poder de la mente y el esfuerzo por superarse en pos de un objetivo.
En la otra punta de la ciudad, personas transformadas en zombis deambulan condenadas.