El presidente saliente y el entrante a la Casa Blanca mantuvieron una posición común frente a la crisis de Israel y Gaza. Más allá de sus disputas ideológicas y personales, presionan por un acuerdo para una tregua de 42 días.
Joe Biden y Donald Trump. En el caso de Israel y Hamas, se impuso una "política de Estado". (Foto: A24.com)
Joe Biden y Donald Trump dejaron de lado la distancia profunda que los separa en todos los sentidos. La cuestión de la guerra entre Israel y Hamas, que comenzó hace más de 15 meses fue un tema prioritario para la Casa Blanca. Tanto, que por primera vez en años, ambos dirigentes veteranos estuvieron de acuerdo para llevar adelante un plan para esta tregua entre Israel y Hamas.
-"¿Quién se lleva el crédito, Sr. Presidente?¿Usted o el Sr. Trump?" - le preguntó una periodista a Joe Biden.
Biden volvió sobre sus pasos, miró a la periodista y le respondió:
-"¿Es una broma?"
El episodio queda solo para las apariencias en la superficie. En lo más profundo de la política y la diplomacia, que es lo que hace que las cosas sucedan, la realidad fue muy diferente.
Donald Trump fustigó a Biden por la salida de las tropas norteamericanas en Afganistán, por la guerra de Ucrania y también por dudas en esta guerra entre Israel y Hamas. En campaña y aún hoy, insiste en que solucionará la guerra entre Rusia y Ucrania "en un día". Y desde su apoyo incondicional a Israel, llevaría la solución a Medio Oriente.
Pero lo cierto es que todas esas frases fueron, como se dice en la Argentina, "para la tribuna". Por lo menos en la guerra entre Israel y Hamas. Estados Unidos no fue un negociador directo como Egipto o Qatar, pero Antony Blinken, el secretario de Estado de Joe Biden hizo más de una decena de viajes a Medio Oriente, con diferentes propuestas para un alto el fuego. Estuvo en Israel, en Qatar y en Egipto. En los países árabes habló incluso con representantes de Hamas.
Por su parte, Donald Trump, desde que ganó las elecciones, designó a colaboradores reservados para "tender puentes" en Medio Oriente. Estas dos visiones, la del demócrata y la del republicano, se fueron acercando con el correr de los días para repetir una misma consigna, como si fueran un único interlocutor.
Un alto el fuego, que tenga a la liberación de los rehenes, fue una verdadera política de estado en Washington y Mar-a-Lago. El mensaje no iba a cambiar el 20 de enero. Valía lo mismo con Biden y luego con Donald Trump. Lo demás, fueron fuegos artificiales para no afectar las negociaciones de fondo.
La sangrienta guerra se prolongó más de 15 meses. Murieron mas de 50.000 palestinos y 1.700 israelíes. Cuando finalmente se anunció el alto el fuego en Gaza el jueves, todos se levantaron para atribuirse el mérito. Ratificando la frase de que la "victoria tiene muchos padres, pero la derrota, solo uno".
En este caso, esta victoria significativa, unió a Biden y a Trump. El presidente demócrata repite que todo fue “desarrollado y negociado por mi equipo". Sin embargo, sabe mejor que nadie que su tiempo se ha acabado y entonces concede: "Será implementado en gran medida por la administración entrante”.
Donald Trump, por su parte, hizo notar que este acuerdo es muy similar al primero planteado de manera concreta y que fue rechazado hace varios meses. ¿Qué cambió desde entonces?
Para el magnate republicano, la respuesta es simple y determinante: su aplastante triunfo electoral en noviembre. Pero con ese dato contundente, Trump actuó de manera diferente a su estilo habitual. Sus enviados siguieron la misma línea de la Casa Blanca demócrata. "Mi victoria señaló al mundo entero que mi Administración buscaría la paz y negociaría acuerdos para garantizar la seguridad de todos los estadounidenses y de nuestros aliados", dijo Trump. Pero no buscó un nuevo camino, respetó la huella de la negociación que durante más de un año desarrolló Antony Blinken.
Cuando este miércoles se anunció el principio de acuerdo - que se demora por inconvenientes de último momento - hubo una notable y buena sintonía entre "equipos rivales". Funcionarios de la administración de Biden ponderaron la asociación entre el diplomático Brett McGurk y el enviado de Trump a la región, Steve Witkoff. Tanto para Israel como para Hamas, en esta semana quedó bien en claro que la propuesta llegó de boca de los Estados Unidos, no era el plan de Biden o el plan de Trump.
Witcoff es un inversor y propietario inmobiliario estadounidense con sede en la ciudad de Nueva York. Desarrolló una amistad personal con Donald Trump. Estaba con él cuando el servicio secreto desmanteló la posible acción de un sospechoso en un campo de golf, luego de los disparos en Pensilvania. Trump lo envió personalmente a plantear su visión del conflicto entre Hamas e Israel. Mientras Blinken y el diplomático Brett Mc Gurk. MC Gurk es diplomático profesional. Trabajó tanto en el servicio exterior de Barack Obama como en el primer gobierno de Donald Trump.
La propuesta de paz, tiene que superar el paso final con la aprobación del gabinete israelí. Pero más allá de las "balas de fogeo" entre Biden y Trump, sus equipos de negociadores llevaron adelante el mismo mensaje desde Washington: el 20 de enero, cambia la administración en los Estados Unidos, pero los intereses son exactamente los mismos en Medio Oriente.
