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El comunicado de la familia de la joven en el que dieron a conocer su fallecimiento. (Foto: Cuenta de Instagram de Juliana Marins)
Tres días de agonía en un rescate fallido
Ella había llegado a Indonesia para conocer los lugares especiales del turismo aventura. En este caso, caminar por el cráter de un volcán. Había iniciado su desafío cuando, por razones que aún no están claras, cayó a una profundidad de 500 metros. Pero si lo que contó su familia se puede demostrar, habrá duras responsabilidades para un grupo de personas.
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Juliana no estaba sola. Tenía acompañantes para encarar ese descenso y caminata por las paredes del cráter del volcán. Marins estaba con otros seis turistas asistidos por dos guías, según dijeron las autoridades del Parque Nacional de Gunung Rinjani. Conocido este triste final, su familia aseguró que los guías la abandonaron durante más de una hora antes del accidente. Eso hizo perder un tiempo vital que habría sido clave para iniciar las tareas de rescate.
Uno de los integrantes del grupo, al ver que Juliana no volvía, intentó ir en su búsqueda, esperó durante varios minutos en el último lugar y luego -como no apareció- se fue. Cuando finalmente lograron hallarla, bajaron con equipos especiales, pero chocaron con un inconveniente: el terreno no les permitió bajar más allá de los 350 metros. Tuvieron que volver a la superficie a idear otra forma para rescatarla.
Las malas condiciones climáticas también conspiraron para el rescate. Cuando finalmente pudieron bajar 500 metros, fue este martes y no importó que las condiciones climáticas siguieran siendo malas. Para cuando lograron llegar a ella, estaba muerta. La familia de Juliana había denunciado negligencia: pidieron a las autoridades medidas urgentes, ya que la joven brasileña “llevaba tres días sin agua, comida ni ropa”. Pero todo fue inútil. Ante tales condiciones, su cuerpo no pudo resistir.