Segundo día de disturbios en Francia por la muerte de un joven. hubo 150 detenidos (Foto: Captura de TV)
"Nada justifica la muerte de un joven. Es inexplicable, imperdonable". Ese fue el contundente mensaje del presidente de Francia, Emmanuel Macron. La policía mató a quemarropa a un joven de 17 años que intentó escapar de un control vehicular en la ciudad de Nanterre y desató una ola de protestas violentas que ya llevan dos días.
El policía fue separado de sus funciones y se le inició un juicio por asesinato. Pero eso no calmó a los familiares, amigos y la población en general de la ciudad de Nanterre. En una nueva jornada de graves disturbios, la policía detuvo a otros 150 manifestantes.
El presidente Emmanuel Macron está forzado a intentar un equilibrio muy difícil. Como desde que inició su segundo mandato. En Nanterre está de nuevo atrapado entre dos frentes. Condenar la manera en que un policía mató a un joven de 17 años por no querer someterse a un control vehicular.
Al mismo tiempo, no puede tolerar las violentas protestas que causaron el incendio de decenas de autos en Nanterre, con la destrucción de escuelas, carteles, semáforos y vidrieras. Con el paso de las horas, otras ciudades se plegaron a las protestas exigiendo justicia por el joven Nahel.
Emmanuel Macron para condenar esos hechos dijo: "Se atacaron escuelas, instituciones y a la República. Son injustificables". Pero al mismo tiempo dijo que nada impedirá que la ley caiga sobre el exceso que cometió el policía que disparó a menos de medio metro contra el joven automovilista.
El policía está acusado de "homicidio intencional". El agente, en su primera declaración ante la justicia dijo que disparó "por la peligrosidad del comportamiento vial del conductor".
Es un "activo" nada saludable para el mandatario galo. Su segunda presidencia está marcada por episodios repetidos de alta conflictividad. Paros prolongados de los servicios públicos. Meses de violentas manifestaciones contra la ley de reforma previsional y ahora, este episodio por el asesinato de un joven en un control vehicular.
Analistas políticos ven en este presente el "desahogo" de manera extrema a los problemas desde el inicio de esta década: La crisis humana y económica por la pandemia. El regreso de la inflación y las consecuencias de la guerra sin fin entre Rusia y Ucrania como la suba de la energía y los alimentos.
Con esos antecedentes, cualquier elemento local ( la reforma previsional o este asesinato) hace de catalizador para la violencia.
Es por eso que Macron dejó un último pedido a la población: " Que las próximas horas sean de contemplación y respeto para que actúe la justicia y vuelva la calma a las ciudades".
