¿Es una palabra a la que habrá que acostumbrarse? Es el nombre de una enfermedad originaria del caribe en Centroamérica, pero que se ha ido desplazando por América Latina: Se llama "oropouche".
Se descubrió por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago, pero ahora se han reportado más casos de los habituales. No hay vacunas y en los casos más graves puede resultar en la muerte del infectado.
¿Es una palabra a la que habrá que acostumbrarse? Es el nombre de una enfermedad originaria del caribe en Centroamérica, pero que se ha ido desplazando por América Latina: Se llama "oropouche".
El alerta comienza a extenderse porque la enfermedad viral tiene varios de los elementos que nos han preocupado especialmente, a partir de la pandemia de Covid. Además, no hay una vacuna contra el "oropouche" y puede llegar a ser mortal.
La enfermedad de describió por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago. Tal como sucedió con el covid, está enfermedad se debe a un virus que se clasifica como una enfermedad zoonótica, es decir, que un animal enfermo le pasa el mal al ser humano.
En este caso, los primeros animales que se pudo documentar como que padecían esta enfermerdad fueron los perezosos, de ese país centroamericano.
Pero luego, pasó al ser humano a través de un vector o agente transmisor: un mosquito. La enfermedad, al no tener una vacuna, siempre fue monitoreada en Trinidad y Tobago y también por la OPS, la Organización Panamericana de la Salud. Ahora, lo que cambia y llama la atención es que el mal de oropouche se está contagiando con mayor velocidad y en más países latinoamericanos. Entre ellos, Brasil.
Autoridades sanitarias de ese país han documentado que los últimos sesenta años, los investigadores estiman que cerca de 500.000 casos de la enfermedad se diagnosticaron en Brasil. El problema es que esa es sola una estimación y el número podría ser mucho mayor.
Para peor, en la primera mitad del año, ya se produjeron unos 10.000 casos, muchísimo más que los apenas 800 contagios que se registraron en Brasil durante 2023. De hecho, en la zona de la Amazonía, la enfermedad ya se considera endémico.
El virus se transmite por la picadura de un mosquito de la familia pipex. Por el momento, no hay evidencias que pueda transmitirse por el aire ( cómo se produjo durante la pandemia. Aunque hay un reporte del Ministerio de Salud de Brasil señala que hay evidencia que marca evidencia de que el virus puede pasar de la madre al feto.
Como con tantas otras enfermedades zoonóticas ( pasan del animal al hombre) se dan como factores, elementos ya repetidos como el cambio climático acompañado de la deforestación y la urbanización de zonas en las antes, no había presencia humana permanente.
Sus síntomas son similares a la gripe o al dengue, según la OMS hay que prestar atención a:
Estos síntomas pueden durar entre cinco y siete días.
La otra recomendación es la de prestar mucho cuidado con las picaduras de moquitos -como con el dengue, por ejemplo- ya que no existe una vacuna contra este mal. Por eso se recuerda este tipo de medidas para tener en cuenta:
Hay un tratamiento de contención cuando la enfermedad se declara. En los casos más graves, pude producir meningitis severas o problemas cerebrales que lleven a la muerte.