Durante ese golpe, ambos líderes militares unieron fuerzas para expulsar a los civiles que de forma interina y con una enorme fragilidad democrática llegaron al poder tras el derrocamiento en 2019 del dictador Omar al Bashir, líder por 30 años.
Pero con el tiempo las tensiones entre ambos generales fueron creciendo, lo que derivó en las explosiones y disparos con armas pesadas y ligeras con las que amaneció hoy Jartum.
En ese marco, las FAR anunciaron la toma del aeropuerto internacional, en pleno centro de la capital, del palacio presidencial, de un aeropuerto del norte del país y de "otras bases en diversas provincias".
En un comunicado llamaron a los habitantes a unirse a los paramilitares "para proteger la patria y las ganancias de la revolución", en referencia a la revuelta popular que derrocó a al Bashir.
Asimismo, dirigiéndose a los militares, aseguraron que el objetivo no son ellos ellos sino su Estado Mayor, "que los utiliza para permanecer en su trono, aunque ello suponga poner en riesgo la estabilidad del país".
Por su parte, el ejército regular denunció "mentiras", negó que hayan perdido el control del palacio presidencial y acusó a los paramilitares de haber iniciado las hostilidades.
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"Los combates comenzaron cuando las FAR atacaron bases del ejército en Jartum y en otros lugares de Sudán", dijo a la agencia de noticias AFP el general Nabil Abdalá, portavoz del ejército.
Las FAR, que agrupan a los exmilicianos de la guerra de Darfur, dijeron en cambio que fueron "sorprendidos por la mañana por la llegada de un gran contingente del ejército que asedió su campamento en Soba", en el sur de Jartum, que los "atacó con todo tipo de armas pesadas y ligeras".
En medio de esas acusaciones cruzadas sobre quién inició las hostilidades, los habitantes de Jartum están atrincherados en sus casas.
Los desacuerdos entre ambos bandos rivales se basan principalmente en el futuro de los paramilitares y su integración dentro de las Fuerzas Armadas.