Un terrible episodio de violencia familiar ha sacudido a Santiago del Estero. Nicolás Ábalos, un hombre de 32 años, desató una masacre en la casa de su expareja durante la madrugada del viernes.
Un terrible episodio de violencia familiar ha sacudido a Santiago del Estero. Nicolás Ábalos, un hombre de 32 años, desató una masacre en la casa de su expareja durante la madrugada del viernes. En el ataque, mató a su hija de apenas un año y a su exsuegra, hirió gravemente a su expareja y otros miembros de la familia, y posteriormente se quitó la vida.
Este impactante crimen ha generado conmoción en la provincia y en todo el país, dejando a una comunidad en shock mientras se investigan los pormenores de los hechos.
Según las declaraciones del fiscal Santiago Bridoux, a cargo del caso, Nicolás Ábalos llegó armado a la vivienda de su expareja, Lorena, y tras irrumpir violentamente, desató una escena de horror.
“Disparó con las dos armas, por eso había dos calibres en el lugar”, explicó Bridoux, quien inicialmente consideró la hipótesis de un fuego cruzado, pero luego confirmó que se trató de un ataque premeditado. Ábalos rompió la puerta de entrada, persiguió a Lorena, quien buscó refugio en casa de sus padres, y allí abrió fuego contra la familia.
Testigos presenciales narraron que la tragedia comenzó en plena madrugada. Lorena intentó resguardarse junto a sus padres, pero Nicolás, armado y fuera de control, irrumpió en la casa y disparó indiscriminadamente.
Una de las escenas más desgarradoras del caso es la del hijo mayor de la pareja, un niño de 9 años, quien presenció los crímenes. Según relató el fiscal Bridoux, el menor fue herido en una pierna y logró esconderse detrás de un auto, evitando ser alcanzado por nuevos disparos. Mientras tanto, Nicolás regresó a la casa y, tras culminar su ataque, se suicidó disparándose en la cabeza.
La masacre dejó un saldo fatal que incluye a Bianca, una bebé de tan solo un año, quien murió tras ser trasladada al hospital sin signos vitales, y a Divina Cuella, la abuela materna del niño, quien falleció en el acto.
El resto de la familia sufrió graves heridas. Lorena, expareja de Ábalos, recibió un disparo en el rostro que requirió dos operaciones urgentes, mientras que su padre fue herido en el abdomen y también tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Ambos permanecen estables.
El niño de 9 años, aunque herido por esquirlas en las piernas, está fuera de peligro y podría recibir el alta médica en las próximas horas.
Ábalos, quien cometió este brutal ataque, tenía antecedentes de conductas violentas. Según los testimonios recogidos, ya había tenido episodios de conflicto con su expareja, aunque no existían denuncias formales que anticiparan un desenlace tan trágico.
El uso de dos armas en el ataque refuerza la hipótesis de que el crimen fue planeado. Las investigaciones están en curso para esclarecer si existían advertencias o señales previas que pudieran haber evitado la tragedia.
El caso ha generado un profundo impacto en Santiago del Estero. Los vecinos del barrio donde ocurrió la masacre están consternados por lo sucedido, y el hecho ha reabierto el debate sobre la violencia familiar y el acceso a las armas. Las autoridades locales han reiterado la importancia de denunciar cualquier indicio de violencia de género o familiar como una forma de prevenir tragedias.
Mientras tanto, las redes sociales y los medios locales se han llenado de mensajes de condolencias y pedidos de justicia para las víctimas.
Este terrible episodio pone de manifiesto la necesidad de reforzar las políticas públicas orientadas a la prevención de la violencia familiar y el control sobre la portación de armas. Casos como este evidencian el devastador impacto que la violencia puede tener no solo en las víctimas directas, sino también en el entorno familiar y la comunidad.
Es crucial fomentar el diálogo social y garantizar el acceso a recursos para quienes enfrentan situaciones de riesgo, como líneas de ayuda, refugios y programas de intervención temprana.