"A estos chicos los mataron en vida. Este caso hizo llorar a todos", fueron las palabras desgarradoras de la fiscal Zuvic, reflejando la magnitud del horror vivido por las víctimas.
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En su alegato final, la fiscal Zuvic mantuvo los agravantes en los cargos que pesan sobre los acusados.
El horror desvelado: un caso que marcó un antes y un después
El caso, que fue bautizado como la “casa del horror”, salió a la luz en 2021, cuando los dos niños, entonces de 10 y 13 años, lograron escapar de su hogar ubicado en la calle Pello Paredes al 1100, en Río Gallegos. Desesperados, buscaron ayuda en la Unidad 15, donde el estado de sus cuerpos y sus testimonios revelaron un calvario de abusos y maltratos que habían soportado durante al menos cuatro años. Las marcas de violencia física, sumadas a los desgarradores relatos de los menores, pusieron en evidencia el infierno que vivían.
Durante el juicio, se presentaron pruebas abrumadoras que dejaron en claro la culpabilidad de la pareja acusada. Los testimonios de los dos hermanos sobrevivientes fueron impactantes, relatando en detalle los abusos físicos y psicológicos a los que fueron sometidos. Estos relatos se vieron corroborados por peritajes médicos que confirmaron las lesiones y las secuelas psicológicas que los menores arrastran a raíz de los maltratos sufridos.
Jorge Godoy, Defensor de niñas y adolescentes de Santa Cruz, contó oportunamente los horrores sufridos por tres hermanos bajo la custodia de su padre biológico y su madrastra en la provincia patagónica.
"Los golpes serían poco. Estos chicos tenían que comer su materia fecal y sus vómitos. Eran mordidos y golpeados en la oreja al punto que se les juntaba sangre en la oreja; la madrastra les sacaba ella misma la sangre acumulada con una jeringa para que no se diera cuenta nadie más", detalló.