Sin embargo, los investigadores destacan un detalle crucial: la zona donde fue encontrada la camioneta no es un camino habitual ni forma parte de la ruta principal hacia Las Grutas. Se trata de un terreno inhóspito y de difícil acceso, a unos 90 kilómetros de Comodoro Rivadavia, con barro, arroyos, y huellas apenas transitables por vehículos 4x4. “Ese camino no es formal; lo utilizan principalmente baquianos o pescadores locales para acceder a lugares específicos”, explicó el periodista Alan Ferraro, quien cubre el caso desde el sur del país.
Las condiciones climáticas extremas de la región complican las tareas de búsqueda. Fuertes vientos, frío y la amplitud térmica típica de la Patagonia dificultan el trabajo de los rescatistas y borran rápidamente las huellas que podrían servir como pistas. Aun así, perros rastreadores del grupo K9 marcaron un rastro que se dirigía hacia el mar, aunque el viento habría dispersado cualquier olor que permitiera continuar el seguimiento.
En el programa Arriba Argentinos, Ferraro detalló que los equipos de rescate trabajan día y noche, pero reconocen que “cada hora que pasa juega en contra”. “Imagínense un jubilado de 79 años y una señora de 69 caminando kilómetros y kilómetros. Físicamente no les da el cuerpo para encarar semejante travesía”, explicó.
El periodista Ignacio González Prieto, por su parte, aportó información que abrió nuevas líneas de investigación. En Mediodía Noticias, contó que Juana había enviudado por segunda vez en diciembre pasado y que, poco después, había comenzado su relación con Kreder. “Ella estaba tratando de recomponer su vida, formar una nueva pareja”, dijo. Además, precisó que vivía con su madre de 95 años y que, recientemente, había llegado a visitarla un hermano desde Estados Unidos, un docente muy conocido en la zona.
“En este tipo de casos hay que investigar muy bien a las dos personas desaparecidas”, afirmó González Prieto. “Para este tipo de investigaciones, hay que mirar la intimidad de los dos involucrados, porque a veces puede haber intereses particulares o conflictos previos que expliquen ciertas conductas.”
Sus palabras resonaron en el panel de eltrece, donde la periodista Sandra Borghi expresó su propia inquietud: “Es raro todo esto”, dijo, refiriéndose a las múltiples incongruencias del caso. González Prieto coincidió: “A veces cuesta hablar de estos temas, pero una buena investigación no descarta nada. Puede parecer una pérdida o un accidente, porque la camioneta estaba cerrada y no faltaban documentos, pero nunca se sabe con estos casos.”
Esa hipótesis de un accidente o extravío sigue siendo una posibilidad, aunque los familiares no la consideran la más probable. “No creemos que se hayan perdido”, repiten las hijas de Pedro, que desde Comodoro Rivadavia siguen cada avance de la búsqueda con desesperación. “Mi papá conoce bien la zona. Siempre fue prudente y jamás se habría metido en un camino desconocido sin motivo”, aseguró una de ellas en declaraciones a TN.
Los investigadores, sin embargo, no descartan que la pareja haya tomado un desvío por error o que una avería mecánica los obligara a detenerse en ese punto. En ese contexto, la fogata podría ser un intento de pedir ayuda o calentarse, aunque las condiciones del terreno —blando y pantanoso— hacen pensar que el vehículo podría haberse atascado.
El fiscal a cargo del caso ordenó rastrillar la zona con drones y helicópteros, además de reforzar los operativos terrestres con cuadrillas de bomberos, Defensa Civil y vecinos voluntarios. “El área es tan extensa y deshabitada que buscar a dos personas en ese entorno es como buscar una aguja en un pajar”, explicó uno de los efectivos.
El antecedente más inquietante es que en esa misma región desapareció años atrás un joven que también se había aventurado por caminos rurales. Su cuerpo fue hallado semanas después, devorado por los animales de la zona, lo que genera un temor adicional en las familias.
Mientras tanto, el círculo íntimo de Kreder y Morales intenta reconstruir las últimas comunicaciones. Se supo que Juana había hablado con su madre el día antes del viaje y que Pedro envió un mensaje a una de sus hijas avisando que saldrían temprano hacia Las Grutas. Desde ese momento, ninguno volvió a utilizar su teléfono celular.
El caso ha captado el interés nacional no solo por la misteriosa desaparición, sino también por el trasfondo emocional: una pareja de jubilados que buscaba una segunda oportunidad en el amor y terminó envuelta en un enigma que conmueve a todo el país. “Ellos estaban felices. Recién empezaban algo lindo. Nadie puede creer que hayan desaparecido así, sin dejar rastro”, lamentó una amiga de Juana.
Las autoridades piden colaboración a la comunidad: cualquier dato, por pequeño que parezca, puede ser clave. En paralelo, la familia exige que no se descarte ninguna hipótesis, ni siquiera la de un posible ataque o intervención de terceros, aunque hasta el momento no hay indicios concretos de violencia.
Cada jornada de búsqueda termina con el mismo sabor amargo: la sensación de estar cerca, pero sin lograr encontrarlos. Los rescatistas regresan cubiertos de barro, agotados por el clima y la extensión del terreno. Los familiares, en tanto, esperan noticias frente a los medios, aferrados a una esperanza que se debilita, pero no desaparece.
“Queremos que los encuentren, sea como sea. Necesitamos una respuesta”, dijo entre lágrimas una de las hijas de Kreder. La incertidumbre, la falta de señales y el silencio del desierto patagónico conforman un escenario donde cada hora pesa más que la anterior.
Por ahora, las únicas certezas son la camioneta hallada, la fogata cerca del vehículo, y la ausencia absoluta de pistas humanas. Todo lo demás es conjetura. Y mientras la policía sigue patrullando cada rincón de ese paisaje inhóspito, Chubut entera se pregunta qué fue de Pedro y Juana, los jubilados que un día partieron en busca de descanso y nunca regresaron.