La autopsia practicada a Lara Gutiérrez, de 17 años, una de las tres víctimas del hecho, aportó detalles médicos estremecedores que permiten reconstruir el momento exacto de su muerte. El examen forense, realizado en la Morgue Judicial del Instituto de Investigación Criminal y de Ciencias Forenses Conurbano Sur, en Temperley, determinó que la causa del fallecimiento fue una pérdida masiva de sangre provocada por múltiples puñaladas.
En el informe se detalla que Lara recibió tres puñaladas, además de otras lesiones cortantes que, aunque no letales, dan cuenta de la ferocidad del ataque. La herida mortal fue aquella que seccionó la arteria carótida primitiva derecha, provocando una hemorragia fulminante. “Fue una muerte rápida, aunque violenta. La pérdida de sangre fue tan intensa que no tuvo posibilidad alguna de sobrevivir”, explicaron fuentes médicas consultadas por los investigadores.
Al momento de ser hallado, el cuerpo de Lara estaba en avanzado estado de descomposición, pero aún conservaba elementos esenciales para la reconstrucción del hecho. Los peritos encontraron una mordaza hecha con cinta plástica en la boca, otra cinta alrededor del cuello y las rodillas, cordones atando los tobillos, un cuchillo con mango negro y los mencionados fragmentos de vidrio verde. Cada uno de estos detalles fue cuidadosamente relevado para integrar el rompecabezas criminal que, poco a poco, va tomando forma.
Otro dato clave que surgió del examen forense es que no se encontraron marcas de ataque por fauna en el cuerpo, lo cual permite inferir que el cadáver no estuvo a la intemperie durante mucho tiempo. Además, los médicos señalaron que el cuerpo fue mantenido refrigerado desde su ingreso a la morgue, lo que podría haber alterado la precisión para establecer la fecha exacta de la muerte, un punto que continúa siendo objeto de análisis técnico.
La aparición de la botella verde en el vehículo marca un antes y un después en la línea investigativa. Hasta el momento, la hipótesis más firme es que el ataque fue planificado y ejecutado con una violencia inusitada, y que los agresores intentaron borrar evidencias mediante la quema parcial de objetos. Sin embargo, no lograron destruir por completo la botella, que ahora se transformó en una pieza de prueba que vincula directamente la escena del crimen con el interior del auto.
Fuentes policiales consultadas señalaron que el vehículo fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad hacia la dependencia de la DDI de La Matanza, donde especialistas en rastros y criminalística están realizando peritajes exhaustivos en busca de huellas, ADN, restos biológicos y fibras textiles. Cada centímetro del automóvil está siendo analizado con tecnología de luminol y reactivos químicos que podrían revelar rastros de sangre invisibles a simple vista.
El contexto de este triple crimen es particularmente complejo. Brenda Loreley Del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez desaparecieron tras haber sido vistas juntas la noche del 19 de septiembre. Horas después, sus cuerpos fueron hallados en circunstancias macabras, con signos de tortura y violencia extrema. El caso sacudió a la localidad bonaerense de Florencio Varela, generando una profunda conmoción social y movilizaciones en reclamo de justicia.
En paralelo, la Justicia y las fuerzas de seguridad continúan avanzando en la identificación de todos los involucrados. Hasta el momento hay varios detenidos, entre ellos figuras vinculadas al entorno del narcotráfico local, pero los investigadores aseguran que aún falta capturar a personas clave, entre ellas quien habría estado al mando del vehículo la noche del crimen.
“Estamos analizando cámaras de seguridad, triangulación de antenas de celulares y declaraciones de testigos. La aparición de la botella verde en el auto es un punto de inflexión porque confirma que los agresores compartieron el mismo espacio que las víctimas en un momento crucial”, indicó una fuente de la fiscalía especializada.
A medida que las pericias avanzan, también se multiplican las preguntas sobre la secuencia exacta de los hechos. ¿Las tres jóvenes fueron atacadas dentro del auto o en otro lugar? ¿La botella verde fue usada como arma o simplemente quedó en el lugar tras una pelea? ¿Por qué se intentó quemar el objeto y quién lo hizo? Cada una de estas preguntas tiene el potencial de cambiar el rumbo de la investigación.
La atención también está puesta en el análisis del cuchillo con mango negro encontrado junto al cuerpo de Lara. Según trascendió, el arma blanca presenta huellas parciales y rastros biológicos que están siendo cotejados en el laboratorio con los perfiles de los sospechosos. Los investigadores esperan que estos resultados permitan vincular directamente a uno de los detenidos con el ataque.
Mientras tanto, familiares y allegados a las víctimas siguen reclamando justicia con marchas y vigilias frente a los tribunales. “No vamos a parar hasta que todos paguen por lo que hicieron”, expresó entre lágrimas la madre de Morena en una de las concentraciones. La sociedad, conmocionada, sigue con atención cada avance de la causa, que no solo implica esclarecer un crimen aberrante, sino también exponer posibles redes delictivas más amplias que habrían estado operando en la zona.
El hallazgo de la botella verde, su coincidencia con los fragmentos en el cuerpo de Lara y el traslado del auto a la DDI representan un giro significativo en el caso. Si los peritajes confirman que se trata del mismo objeto, los investigadores contarán con una prueba material directa que podría desbaratar cualquier coartada y acercar la investigación a su desenlace.
Los próximos días serán decisivos. Se espera que los resultados de las pericias sobre el vehículo, el cuchillo y la botella verde arrojen información determinante. Al mismo tiempo, se avanza en la identificación del conductor y el acompañante, piezas fundamentales para esclarecer el rol de cada uno en la secuencia de los hechos.
En este escenario, el triple crimen de Florencio Varela se consolida como uno de los casos policiales más impactantes y complejos de los últimos años, no solo por la brutalidad de los asesinatos, sino también por la red de misterios y silencios que lo rodean. Con cada hallazgo, se van derribando versiones y se acercan respuestas, aunque el dolor por la pérdida de Brenda, Morena y Lara sigue marcando a toda una comunidad que exige justicia sin descanso.