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"El robo de casi 400 kilos de...": el motivo del triple crimen de Lara, Morena y Brenda

En el marco de la investigación por el triple crimen de Florencio Varela, una nueva hipótesis comenzó a tomar fuerza en los pasillos judiciales y en el círculo íntimo de los acusados: una de las víctimas habría planeado robar un cargamento de más de 400 kilos de droga, lo que se perfila como un posible motivo detrás de los asesinatos de Brenda Loreley del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez.

El robo de casi 400 kilos de...: el motivo del triple crimen de Lara, Morena y Brenda

En el marco de la investigación por el triple crimen de Florencio Varela, una nueva hipótesis comenzó a tomar fuerza en los pasillos judiciales y en el círculo íntimo de los acusados: una de las víctimas habría planeado robar un cargamento de más de 400 kilos de droga, lo que se perfila como un posible motivo detrás de los asesinatos de Brenda Loreley del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez.

El dato fue revelado en las últimas horas por el abogado Guillermo Endi, quien representa a Víctor Sotacuro y a su sobrina, ambos señalados por la Justicia como parte del entramado criminal que terminó con la vida de las tres jóvenes en un brutal femicidio que sacudió al país. Durante una entrevista con el canal TN, el letrado expuso que esta versión no surgió directamente de sus defendidos, sino de una mujer del barrio que habría conocido los movimientos y comentarios previos al crimen.

“El robo de casi 400 kilos de droga”, lanzó sin titubear Endi, en un testimonio que generó un fuerte impacto. “Aparentemente, la doctora Vivas, que habló con muchas mujeres, recaudó la información que les acabo de pasar: que esta chica Lara, de 15 años, le vendía droga a una persona, un noviecito, y que en un momento le dijo que había visto droga y plata en una casa”, aseguró el abogado, sembrando más dudas sobre la trama detrás del triple femicidio.

El relato encendió alarmas porque introduce un componente narco aún más profundo de lo que se conocía. Según la versión expuesta, Lara Gutiérrez habría sido la primera en detectar el cargamento y, junto a su círculo íntimo, ideó un plan para apoderarse de la droga. En ese contexto, alguien de confianza la habría convencido de que podía “adormecer” al dueño de la mercadería para facilitar el robo.

“Esta persona le dice: ‘¿por qué no lo dormís, por qué no le ponés dos somníferos?’”, detalló Endi. “Por eso es que se habla de que eran viudas negras. Y la chica aceptó, lo durmió, y después el chico entró”.

El episodio, que en principio parecía un robo de dinero de pequeña escala, terminó revelando algo mucho más grave: no había grandes sumas de efectivo en el lugar, pero sí un cargamento de droga de dimensiones impactantes. Según el abogado, los jóvenes que participaron del plan nunca imaginaron la magnitud de lo que encontrarían.

“No pensaron en encontrar la terrible cantidad de droga que había, muy poca plata en comparación con lo que se robaron. Se habrían robado la droga, y ese fue el móvil. Sería el móvil principal, que lo vamos a corroborar dentro de muy poco”, explicó el letrado, dando a entender que la investigación judicial ya cuenta con indicios sólidos para respaldar esta hipótesis.

De confirmarse, este giro colocaría el triple crimen en el centro de una guerra narco por el control de la droga en la región sur del conurbano bonaerense. Hasta el momento, las versiones sobre el móvil habían oscilado entre un ajuste de cuentas por celos, un posible conflicto por dinero, y la hipótesis de una traición dentro de la organización narco. Sin embargo, la idea de que las víctimas participaron directamente de un robo de semejante cargamento introduce un factor inesperado que podría redefinir por completo la causa.

El propio Endi se encargó de aclarar que la droga en cuestión no pertenecería al “Pequeño J”, el temido jefe narco que hasta ahora se consideraba el principal dueño de la escena criminal en Florencio Varela. “La droga no sería del Pequeño J”, enfatizó el abogado, intentando despegar a su cliente de la figura del capo narco que fue señalado desde un inicio como autor intelectual del femicidio.

A pesar de la contundencia de sus declaraciones, Endi evitó brindar más precisiones. La causa se encuentra bajo secreto de sumario y cualquier detalle filtrado podría comprometer la investigación. El abogado dejó en claro que la información no provino ni de él ni de sus clientes, sino de una de las mujeres del barrio que conocía el movimiento de Lara y sus intenciones de dar el golpe.

La revelación no solo agita el expediente judicial, sino que también reabre el debate sobre el entramado narco en los barrios más vulnerables. Que una adolescente de 15 años haya estado vinculada a la venta de drogas y haya ideado un plan de semejante magnitud expone con crudeza la situación social de los jóvenes inmersos en estas redes criminales.

Los investigadores consideran que, tras el robo, la represalia fue inmediata. El triple crimen, perpetrado con saña y crueldad, habría sido la consecuencia de una traición que no podía quedar impune. Brenda, Lara y Morena fueron torturadas antes de ser asesinadas, lo que refuerza la teoría de que se trató de un mensaje mafioso, un escarmiento para cualquiera que intentara desafiar a quienes controlan el negocio de la droga en la zona.

La aparición de esta nueva línea investigativa también pone en jaque la defensa de varios detenidos. Hasta ahora, muchos habían intentado desligarse asegurando que no sabían nada sobre la motivación real de los crímenes. Pero la hipótesis del robo de droga sugiere que hubo una cadena de cómplices mucho más extensa de lo que se creía.

En paralelo, la Justicia trabaja para determinar a quién pertenecía realmente ese cargamento. Si bien el abogado insistió en que no era del “Pequeño J”, los investigadores sospechan que podría tratarse de un envío de un cartel regional con llegada al conurbano. Cuatrocientos kilos de droga no pasan desapercibidos: su valor en el mercado ilegal es millonario, y cualquier intento de apropiárselo sin permiso implica una sentencia de muerte en el submundo narco.

Mientras tanto, familiares de las víctimas continúan reclamando justicia y esclarecimiento. El dolor de las familias convive con la indignación al conocer que una de las hipótesis más firmes vincula a las propias jóvenes con un plan delictivo de gran escala. Para ellos, lo esencial es que se castigue a los responsables materiales e intelectuales del crimen, sin importar cuán compleja resulte la verdad que finalmente se establezca en el juicio.

El caso sigue generando un impacto nacional. En los barrios de Florencio Varela, la noticia de que Lara habría planeado el robo de 400 kilos de droga se comenta con miedo, sorpresa y también resignación. Muchos vecinos aseguran que el narco hace años controla la vida cotidiana en la zona y que hechos como este son solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor.

A medida que se acerca la instancia judicial clave, se espera que nuevas pruebas y testimonios confirmen o desmientan esta versión. Por ahora, lo único seguro es que el triple crimen no fue un hecho aislado ni producto del azar. Se trató de un crimen organizado, con un móvil ligado al negocio narco, y con un mensaje brutal que busca sembrar terror en la comunidad.

La investigación continúa su curso, pero la sombra del cargamento de droga sigue creciendo. Si se confirma que el robo existió, el expediente judicial podría derivar en causas paralelas vinculadas al narcotráfico a gran escala. Lo que comenzó como la búsqueda de justicia por tres jóvenes asesinadas se está transformando en la radiografía más descarnada de cómo el poder de la droga corroe los barrios y deja un reguero de muerte a su paso.

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