Los efectivos, acompañados por bomberos voluntarios y miembros del Ejército, centraron sus trabajos en los alrededores del basural y del camino hacia Caleta Córdova, donde las condiciones del terreno —arenosas, irregulares y plagadas de barrancas— dificultan la tarea.
En paralelo, las cámaras de seguridad de la zona están siendo analizadas cuadro por cuadro por personal de la División Investigaciones. El objetivo es confirmar si la camioneta Toyota Hilux gris, propiedad de Pedro Kreder, fue efectivamente vista transitando por ese sector. Si se lograra corroborar ese movimiento, el caso podría virar de una desaparición accidental a un hecho con connotaciones criminales.
La familia de los desaparecidos sigue de cerca cada novedad. Las hijas de Pedro Kreder han pedido públicamente no perder la esperanza, aunque reconocen que la incertidumbre se vuelve insoportable. En una entrevista reciente, una de ellas dijo: “Queremos saber qué pasó. Si están vivos, que alguien nos diga dónde. Y si no, que podamos despedirnos”.
El caso ha conmovido profundamente a los habitantes de la Patagonia. Desde hace casi dos semanas, voluntarios, pescadores, vecinos y fuerzas de seguridad se suman a las tareas de búsqueda en una zona que, por su extensión y dificultad, representa un enorme desafío.
La camioneta Toyota Hilux fue hallada días atrás empantanada en una zona cercana a Rocas Coloradas, un paraje costero agreste donde el viento, el salitre y la arena hacen que cualquier rastro desaparezca con rapidez. Dentro del vehículo se encontraron pertenencias personales de la pareja, entre ellas alimentos, documentos y ropa, pero no estaban los celulares ni las llaves.
Ese hallazgo, ocurrido a más de 60 kilómetros de Comodoro Rivadavia, planteó desde el principio una incógnita: ¿por qué habían salido de la ruta y se habían internado por un camino de tierra tan difícil de transitar?
Algunos investigadores sostienen que podrían haberse desorientado, especialmente si circulaban de noche o bajo condiciones meteorológicas adversas. Sin embargo, las huellas encontradas cerca del vehículo sugieren que ambos bajaron por sus propios medios e intentaron caminar en busca de ayuda. Las pisadas, detectadas por personal de la Policía Científica, se dirigían hacia la Ruta 3, en dirección a Pico Salamanca, a unos 13 kilómetros del lugar donde quedó la camioneta.
Este detalle es clave, ya que indica que la pareja posiblemente se alejó del mar para buscar refugio o intentar pedir auxilio. No obstante, a pesar del rastreo aéreo y terrestre, ningún rastro nuevo fue hallado desde entonces.
La hipótesis del robo volvió a tomar fuerza luego de que una denuncia anónima indicara que en esa misma zona se habría producido un asalto días atrás. Los investigadores analizan si ese hecho puede estar relacionado con la desaparición de Kreder y Morales. “No se descarta ninguna línea. Todo está bajo evaluación”, aseguró una fuente cercana al caso.
En paralelo, los peritos analizan el barro y la arena adheridos a las ruedas de la camioneta, con el objetivo de determinar si el vehículo fue movido o manipulado después de haber quedado empantanado. También se estudia la posibilidad de que otra persona haya estado en el vehículo, ya que algunos objetos no estaban en su lugar original.
El fiscal general de Comodoro Rivadavia, Juan Carlos Caperochipi, confirmó que se incorporó al expediente el testimonio del hombre que vio la camioneta saliendo del basural y que se ordenaron nuevos rastrillajes en esa zona. “Cualquier dato puede ser determinante. No vamos a descartar nada hasta agotar todas las posibilidades”, expresó.
En tanto, los familiares de Juana Morales —que vivía en la localidad de Rada Tilly— mantienen contacto permanente con las autoridades y con el grupo de búsqueda, al tiempo que reclaman una mayor presencia del Estado. “Estamos agradecidos por la ayuda de todos, pero necesitamos más recursos. Ya pasaron muchos días”, dijeron.
Los vecinos de Comodoro, profundamente movilizados, organizan cadenas de oración y campañas solidarias para sostener a las familias. En las redes sociales, el caso se volvió viral bajo el hashtag #BusquemosAJuanaYPedro, con cientos de mensajes pidiendo que se intensifiquen los operativos y que no se deje de investigar.
Mientras tanto, los especialistas consultados advierten que el entorno natural de Rocas Coloradas es extremadamente hostil. Con temperaturas que descienden abruptamente por las noches y vientos que pueden superar los 70 km/h, una persona sin abrigo o provisiones podría sobrevivir muy poco tiempo. Por eso, cada hora cuenta, y el margen para encontrar a la pareja con vida se acorta con rapidez.
Aun así, los investigadores se mantienen cautos. “En este tipo de búsquedas no hay que apresurarse a sacar conclusiones. A veces, un pequeño dato puede cambiar todo el panorama”, señaló uno de los jefes de la división de rastrillaje.
El caso Kreder-Morales ya se convirtió en uno de los más enigmáticos de los últimos años en la Patagonia argentina. La combinación de factores —una pareja de jubilados desaparecida, un vehículo hallado en condiciones extrañas y testigos que aparecen con información fragmentaria— ha generado una gran conmoción social y una presión creciente sobre las autoridades.
Mientras los días pasan, la esperanza y la angustia conviven entre quienes participan del operativo. En cada rastrillaje, los efectivos repiten la misma rutina: recorrer kilómetros de terreno árido, analizar huellas, revisar cámaras y buscar el más mínimo indicio que permita reconstruir los últimos pasos de Pedro y Juana.
La nueva pista del testigo del basural se convirtió en la clave más reciente para intentar comprender lo que ocurrió. Si el dato logra corroborarse, podría dar un giro completo al caso y abrir la puerta a la hipótesis de un secuestro o de un robo violento. Si no, quedará como una más de las tantas señales confusas que rodean esta desaparición.
Por ahora, la incógnita sigue intacta. Nadie sabe qué pasó con Pedro Kreder y Juana Morales. Nadie sabe por qué su camioneta quedó varada en medio de la nada, ni cómo fue que dos personas experimentadas en la ruta desaparecieron sin dejar rastro. Pero lo que sí se sabe es que la búsqueda no se detiene, y que cada día que pasa, la historia de estos dos jubilados se convierte en un símbolo de misterio, esperanza y dolor para toda una región que no deja de preguntar:
¿Dónde están Pedro y Juana?