El 6 de noviembre, Catalina Leyva recibió un mensaje por WhatsApp de una persona que, según su familia, era una excompañera de estudio. La conversación la llevó a encontrarse con una mujer llamada Carolina Correa. Catalina, confiando en que se trataba de un simple trámite, pidió a su novio, Andrés Cárdenas, que la dejara en el lugar y volviera una hora después.
Según el relato de su padre, Andrés accedió y, al regresar, Catalina había desaparecido. Gracias a una aplicación de rastreo que compartían como pareja, lograron seguir el trayecto que ella hizo después de bajarse de la moto. La señal los guió hasta un potrero en la parte alta de Bogotá, donde las autoridades encontraron su cuerpo sin vida.
El padre de Catalina ha sido enfático en pedir que las autoridades investiguen a fondo los mensajes que su hija intercambió con su excompañera. “El enlace le llega vía WhatsApp por una excompañera de estudio. El novio la lleva al punto donde se encuentra con esta señora y, luego de una hora, ya no está”, declaró a los medios. Esta cronología plantea serias dudas y refuerza la necesidad de esclarecer quiénes estaban involucrados en su desaparición y asesinato.
El último post de Catalina Leyva en sus redes sociales quedó como una dolorosa premonición. La frase "Siempre presente" resuena ahora con una tristeza profunda para sus seres queridos. Catalina era conocida por su pasión por las motos, y las fotografías que compartía reflejaban sus sueños y su espíritu libre.
Su novio, Andrés Cárdenas, fue una de las primeras personas en reaccionar al confirmar su muerte. Sus mensajes en redes sociales reflejan el inmenso dolor y la incredulidad ante una pérdida tan brutal.
Andrés, quien compartía con Catalina no solo una relación amorosa sino una afición por las motos, expresó su dolor a través de varias publicaciones en redes sociales. En uno de sus primeros mensajes tras la tragedia, escribió:
“Mi vida, esto no es un adiós, siempre seremos tú y yo hasta el fin del mundo. Te amo y no sabes la falta que me haces. Jamás pensé en nada de esto en nuestro futuro, siempre nos vi eternos, amor, con ganas de construir un imperio juntos.”
Estas palabras reflejan un amor truncado de manera abrupta y cruel. Cada publicación de Andrés muestra la desesperación de alguien que perdió no solo a su pareja, sino también a su compañera de sueños y metas.
La relación entre Catalina y Andrés estaba llena de planes y proyectos compartidos. Ambos soñaban con un futuro juntos y con construir algo significativo. En uno de sus mensajes más emotivos, Andrés recordó:
“Lo nuestro siempre fue tan verdadero y sincero, mi pollito, que siempre éramos tú y yo construyendo un imperio.”
La idea de construir un "imperio" era una metáfora de la fortaleza de su relación y de los objetivos que compartían. Sin embargo, ese sueño se desmoronó de manera trágica.
Mientras la familia de Catalina Leyva enfrenta un dolor indescriptible, la exigencia de justicia se mantiene firme. La sospechosa interacción con su excompañera de universidad y la extraña figura de Carolina Correa son piezas que, hasta ahora, no encajan completamente en el rompecabezas.
Su padre ha pedido reiteradamente a las autoridades que no cesen en la búsqueda de respuestas. La sociedad colombiana, indignada por este crimen, también exige que se aclare quién o quiénes están detrás de este asesinato.
Catalina Leyva no era solo una joven con sueños y metas, era una persona llena de vida, de pasiones y de amor por quienes la rodeaban. Sus últimos días estuvieron marcados por la rutina y por la confianza en aquellos a su alrededor. Que su caso quede sin resolver sería una injusticia no solo para su familia, sino también para una sociedad que clama por un sistema judicial eficiente.
Como su novio Andrés lo expresó en su último post:
“Gracias, mi flaca, por darme los mejores días y los mejores momentos juntos. Tu legado va a estar vivo conmigo hasta que Dios nos permita volver a encontrarnos.”