DESESPERACION

La búsqueda de Pedro Kreder y Juana Inés Morales: la pala y el barrio, dos claves para encontrar a la pareja

La búsqueda desesperada de Pedro Alberto Kreder (79) y Juana Inés Morales (69), la pareja de jubilados que desapareció en Chubut tras salir de viaje el pasado sábado 11 de octubre, mantiene en vilo a toda la región patagónica. Desde que fueron vistos por última vez, las fuerzas de seguridad, familiares y voluntarios se unieron en un amplio operativo para tratar de dar con su paradero.

La búsqueda de Pedro Kreder y Juana Inés Morales: la pala y el barrio, dos claves para encontrar a la pareja

La búsqueda desesperada de Pedro Alberto Kreder (79) y Juana Inés Morales (69), la pareja de jubilados que desapareció en Chubut tras salir de viaje el pasado sábado 11 de octubre, mantiene en vilo a toda la región patagónica. Desde que fueron vistos por última vez, las fuerzas de seguridad, familiares y voluntarios se unieron en un amplio operativo para tratar de dar con su paradero. La camioneta en la que viajaban fue encontrada abandonada, cerrada y con todas sus pertenencias adentro, un hallazgo que encendió aún más las alarmas sobre lo que pudo haber ocurrido.

Este lunes, tras nueve días de incertidumbre, las autoridades decidieron abrir el vehículo y se toparon con un nuevo elemento que podría ser clave: una pala con barro, lo que podría indicar que intentaron liberar la camioneta antes de desaparecer.

La escena es inquietante. El rodado, una Toyota Hilux beige, fue encontrado en una zona inhóspita y de difícil acceso, a unos 70 kilómetros de Caleta Córdova, en cercanías de Playa Visser, un área caracterizada por los acantilados y la falta casi total de señal telefónica. Todo el entorno refuerza la hipótesis de que la pareja pudo haber quedado varada o desorientada en un lugar donde la ayuda es prácticamente imposible de conseguir sin medios adecuados.

Pedro y Juana habían decidido salir a disfrutar de una escapada de fin de semana, un paseo que debía durar solo un día. Sin embargo, el domingo 12 de octubre, nunca regresaron a su hogar. Al día siguiente, sus familiares comenzaron a preocuparse ante la falta de contacto, y tras no recibir respuestas a llamadas ni mensajes, decidieron alertar a las autoridades.

La policía inició el operativo de búsqueda el martes 14, cuando un grupo de vecinos halló la camioneta entre zanjones, a unos pocos metros del mar. El vehículo se encontraba cerrado con llave, sin signos visibles de violencia, y en su interior había alimentos, agua, un encendedor y varios elementos de camping.

Según detalló Gabriela, una de las hijas de Pedro, en diálogo con A24, “lo que más nos llamó la atención fue que había una pala con barro, que podría haberse usado para intentar desencajar la camioneta”. También comentó que su padre “siempre llevaba herramientas en el vehículo, pero esta es la primera vez que nos pasa algo así. No saber nada de él es desesperante”.

El área donde se encontró la camioneta se ubica en un punto remoto del litoral chubutense, donde las condiciones naturales son extremas. Acantilados, senderos de ripio, fuertes vientos y caminos que se cortan fácilmente por el barro o la marea conforman un entorno complicado para cualquier persona, especialmente para una pareja de adultos mayores.

Los investigadores sospechan que la camioneta pudo haber quedado encajada o sin posibilidad de salir, y que los dos decidieron caminar en busca de ayuda. Sin embargo, tras nueve días de rastreo intensivo, no se halló ningún rastro físico de ellos, ni huellas, ni pertenencias personales fuera del vehículo.

El subsecretario de Protección Ciudadana de Chubut, Eduardo Pérez, informó que la búsqueda se amplió a un radio de 40 kilómetros desde el punto donde se encontró la camioneta hasta la ruta nacional N° 3. “Estamos revisando puestos rurales abandonados, parajes y zonas naturales que podrían haber transitado. Es un terreno complicado, con mucha piedra y sin caminos definidos”, detalló.

Ante la falta de resultados, las autoridades decidieron sumar tecnología y recursos humanos para intensificar el rastrillaje. En las últimas horas, drones de última generación comenzaron a sobrevolar las zonas más inaccesibles, donde el ingreso a pie resulta casi imposible.

Además, se incorporaron perros especializados en búsqueda y rescate, pertenecientes a la Policía del Chubut, la Base Aeronaval “Almirante Zar” y la Policía Federal Argentina. Estos canes están entrenados para detectar rastros humanos incluso varios días después de la desaparición, lo que podría resultar determinante para el avance del caso.

Pérez también indicó que participan más de 40 efectivos policiales, entre ellos personal de Defensa Civil, Bomberos Voluntarios y Gendarmería Nacional, todos trabajando en coordinación bajo un mismo comando. “Estamos haciendo todo lo posible para encontrar a Pedro y Juana. Cada hora cuenta, y no descartamos ninguna hipótesis”, remarcó el funcionario.

Mientras tanto, la familia de la pareja vive una angustia interminable. Gabriela, su hija, y varios allegados se instalaron en la zona para seguir de cerca los avances del operativo. “Es como si se los hubiera tragado la tierra”, dijo en declaraciones a la prensa local. “Cada día que pasa sin novedades es más duro. Solo queremos encontrarlos, vivos o al menos saber qué les pasó.”

Los hijos también agradecieron la solidaridad de los vecinos de Comodoro Rivadavia y Caleta Córdova, quienes se sumaron voluntariamente a los rastrillajes, ofreciendo vehículos, drones particulares y víveres para los equipos de búsqueda.

En redes sociales, decenas de personas replican imágenes de la pareja y piden que quien tenga información se comunique con las autoridades locales. Las publicaciones se viralizaron en Facebook y X (ex Twitter), donde se multiplicaron los mensajes de apoyo y las teorías sobre lo ocurrido.

Los investigadores manejan tres líneas principales de hipótesis. La primera y más fuerte apunta a un accidente o desorientación: que la pareja haya intentado buscar ayuda y se haya perdido en la zona agreste.

Una segunda posibilidad es que alguno de ellos haya sufrido un problema de salud —un desmayo, una caída o una descompensación— y el otro haya intentado buscar socorro sin éxito.

La tercera hipótesis, aunque menos probable según las autoridades, es que la desaparición haya tenido una intervención de terceros. Por ahora, no hay indicios concretos de violencia o robo, pero el hallazgo de la camioneta cerrada y con todo en su interior abre interrogantes sobre si alguien más pudo haber estado allí.

El operativo enfrenta condiciones adversas. Los caminos son irregulares y de ripio, el viento alcanza ráfagas superiores a los 80 km/h, y las temperaturas nocturnas descienden por debajo de los 5 grados. “El terreno es tan amplio y accidentado que cada búsqueda lleva horas. Hay sectores donde solo se puede avanzar a pie”, explicó uno de los rescatistas.

A esto se suma la falta de cobertura telefónica, lo que complica la comunicación entre los equipos y el uso de GPS o mapas digitales. En consecuencia, la búsqueda depende casi exclusivamente de brújulas, coordenadas manuales y observación aérea.

La desaparición de Pedro y Juana generó un profundo impacto en la comunidad local. Ambos son reconocidos vecinos de Comodoro Rivadavia, jubilados activos, conocidos por sus actividades en centros de adultos mayores y por su carácter amable. “Eran inseparables, siempre juntos. Salían mucho a pescar o a recorrer caminos rurales. Era su forma de disfrutar la vida”, contó un amigo de la familia.

La historia de esta pareja se convirtió en símbolo de esperanza y preocupación. Los medios locales y nacionales cubren día a día los avances del caso, mientras la provincia entera permanece pendiente de cualquier novedad.

Por ahora, la incógnita sigue intacta. No hay rastros, no hay testigos, y solo quedan indicios dispersos en una camioneta cubierta de polvo y barro. Cada jornada de búsqueda se vuelve más intensa y más desesperada.

A medida que pasan los días, el operativo se amplía, se suman recursos, y la fe en encontrarlos sigue siendo el motor de todos los que trabajan en el terreno. Sin embargo, la falta de respuestas concretas comienza a pesar en los rostros de los familiares y en la voz de los rescatistas.

“Solo pedimos que no se detenga la búsqueda”, insiste Gabriela. “Mi papá es fuerte, y Juana también. Queremos creer que todavía están en algún lugar esperando ser encontrados.”

La desaparición de Pedro Alberto Kreder y Juana Inés Morales ya es una de las más enigmáticas de los últimos años en la Patagonia. Un viaje de placer que se transformó en un misterio sin resolver, un caso que mezcla la soledad del paisaje, la crudeza del clima y la angustia humana de no saber dónde están los seres queridos.