Recordó que ya había perdido a un hermano y, poco después, a sus padres. Sin embargo, nada lo había preparado para el dolor de perder un hijo.
“Eso te quiebra de una forma que no se explica con palabras”, agregó.
Con voz serena, Gonzalo relató por primera vez lo ocurrido aquel 25 de mayo de 2011, cuando Juana cursaba los últimos días de embarazo. “Murió en el parto. Nosotros vivíamos en Del Viso, a unos 40 minutos de Buenos Aires, y nos vinimos... Fue una negligencia médica absolutamente”, reveló.
Según su testimonio, aquel día Juana comenzó con contracciones cada vez más seguidas, pero la partera insistía en que no era necesario ir a la clínica.
“La veía a Juana metida en la tina, con contracciones muy seguidas. La partera me decía que no fuéramos, que podíamos ir mañana, que tranquilos. Me mandó a comprar unos remedios. Fui, los compré, los tomó… pero seguía igual. Entonces dije ‘no más’ y nos subimos al auto así como estábamos. Llegamos a Buenos Aires, pero diez minutos tarde”, relató con el alma en un hilo.
Y agregó, visiblemente emocionado: “Con tantas contracciones, el bebé se había hecho caca adentro… Fue terrible”.
En medio del dolor, Valenzuela confesó que su prioridad fue cuidar a Juana, que no tenía experiencia previa con la muerte y estaba completamente devastada.
“Lo primero para mí fue ella. Eso es el duelo: dejar que te duela, y eso cuesta mucho. Pero mi lugar era acompañarla”, dijo el actor, con la voz entrecortada.
Con el paso de los años, el chileno aprendió a convivir con la ausencia. “Con mi mamá hasta el día de hoy siento ese dolor de no tenerla, de que no vea a mis hijos... pero ese dolor hay que permitírselo”, expresó.
Valenzuela también habló de Ámbar, la hija mayor de Juana, fruto de su relación con Juan de Benedictis, y contó que siempre la consideró parte de su familia. “A Ámbar la crié como una hija, pero siempre desde el lugar de no ser el papá, con el amor que corresponde”, explicó.
Con Juana, además, tuvo a Silvestre y Alí, y aunque la relación de pareja terminó, ambos lograron construir un vínculo de respeto y afecto.
“Después de separarnos, con Juana logramos mantener una excelente relación. Fue muy generosa. Cuando yo firmé contrato por dos años en Chile, ella aceptó quedarse allá conmigo para que yo pudiera estar cerca de los chicos. Eso no lo olvido”, reveló.
“No hay día que no lo piense. Pero aprendí que el amor también se expresa en la forma en que seguimos adelante”, concluyó.