Para las hijas, esa escena no encaja con la idea de un extravío accidental. “Creemos que los pararon en algún punto. Tal vez con la intención de robarles la camioneta. No nos queda otra”, dijeron, convencidas de que el matrimonio pudo haber sido interceptado en el camino. La hipótesis de un robo seguido de secuestro o abandono no está descartada, pero tampoco ha sido confirmada por las autoridades, que mantienen abiertas varias líneas de investigación.
“La situación es muy compleja, muy difícil y muy inexplicable”, lamentaron. A pesar del esfuerzo conjunto de las fuerzas de seguridad, no hay pistas concretas sobre el paradero de la pareja.
Desde el Ministerio Público Fiscal informaron que en el operativo participan siete perros entrenados, personal de la Policía Nacional, la Brigada de Búsqueda, el fiscal Olazábal y el jefe Rojas, quienes se comunican a diario con la familia para mantenerlos al tanto de cada avance. Sin embargo, hasta ahora no se encontró ni un solo rastro que permita orientar la búsqueda hacia una zona específica.
El terreno donde desaparecieron se ubica en el área de Rocas Coloradas, al norte de Comodoro Rivadavia. Se trata de un paisaje árido, con suelos rocosos y vientos fuertes que, según los expertos, podrían haber borrado las huellas o rastros en cuestión de horas. La geografía del lugar complica el trabajo de los rescatistas, que deben recorrer caminos sinuosos y arenosos con baja visibilidad y escasa cobertura de señal.
Mientras los equipos de rescate continúan con el operativo, las hijas mantienen la esperanza y se aferran a cada nuevo dato que aparece, aunque hasta el momento todo conduzca a un callejón sin salida. “No pueden haber desaparecido así. Tienen que estar en algún lado”, expresó Gabriela con determinación, negándose a aceptar que no haya respuestas.
Según relataron, Alberto Kreder había iniciado hace poco una relación con Juana Morales, y ambos estaban disfrutando de un momento pleno. “Estaba feliz, con ganas de vivir. Hacía poco había vuelto de un viaje a Salta. Con Juana estaba entusiasmado, como en una luna de miel”, recordó su hija. Esa vitalidad, esa actitud optimista y aventurera, contrasta con la versión de un hombre que se habría extraviado imprudentemente.
La familia insiste en que la camioneta sea sometida a una investigación exhaustiva. Pretenden entregarla a la policía para que sea analizada por peritos especializados, con el fin de determinar si hubo terceros involucrados o señales de manipulación externa. “La única intención que tenemos es llevar la camioneta a la Policía para que puedan analizarla”, reiteró Gabriela, convencida de que allí podría hallarse una pista decisiva.
En los últimos días, los investigadores han reforzado los operativos en la zona y extendido el perímetro de búsqueda hacia áreas más alejadas, pero el clima extremo y la falta de indicios dificultan las tareas. Los drones, helicópteros y patrullas terrestres recorren decenas de kilómetros por día, sin resultados concluyentes.
Para los especialistas, el caso se ha convertido en un verdadero rompecabezas. La ausencia de rastros, la ubicación del vehículo y la falta de testigos directos hacen que la reconstrucción del recorrido sea prácticamente imposible. No hay cámaras en la zona ni registros de paso, lo que impide establecer con precisión cuándo y cómo la pareja llegó hasta allí.
A medida que pasan los días, la comunidad de Comodoro Rivadavia y los alrededores se han movilizado para acompañar a la familia. Vecinos y voluntarios se sumaron a las búsquedas, mientras en redes sociales circulan cadenas de oración y mensajes de esperanza. La historia de esta pareja jubilada, que salió a disfrutar de unos días tranquilos y terminó envuelta en un misterio sin resolver, conmueve a todo Chubut.
En paralelo, la fiscalía intenta reconstruir las últimas horas conocidas de la pareja. Se sabe que el sábado 11 de octubre salieron juntos en la camioneta de Kreder, con la intención de recorrer algunos paisajes naturales de la zona. Desde ese momento, no hubo más comunicación con sus familiares ni con amigos. El hallazgo del vehículo, días después, fue el único avance concreto desde entonces.
Los investigadores trabajan ahora sobre tres hipótesis principales: que se hayan extraviado en la zona y sufrido un accidente; que hayan sido víctimas de un robo o asalto; o que hayan sido interceptados por alguien que conocían. Ninguna de las tres hipótesis cuenta con pruebas suficientes, pero las hijas sostienen que la primera debe ser descartada. “No se perdieron. Algo les pasó, y alguien más estuvo ahí”, aseguró una de ellas.
La angustia crece con el correr de las horas. En medio de la desesperación, la familia agradece el trabajo de los rescatistas pero insiste en que la investigación necesita otro enfoque, con intervención de peritos especializados en rastreo y análisis de vehículos. También solicitaron la participación de fuerzas federales para ampliar el operativo.
Mientras tanto, la historia de Kreder y Morales se extiende más allá de los límites de Chubut. Medios nacionales cubren el caso y miles de usuarios comparten las imágenes de la pareja con la esperanza de obtener alguna pista. El silencio, sin embargo, sigue siendo total.
“Estamos en una pesadilla. Solo queremos que aparezcan”, concluyó Gabriela entre lágrimas. Para la familia, el tiempo se ha vuelto una cuenta regresiva que no da tregua. La esperanza de encontrarlos con vida se mezcla con el miedo a que el paso de los días termine confirmando lo que nadie quiere aceptar.
A más de una semana de su desaparición, el caso de Alberto Kreder y Juana Inés Morales sigue siendo un misterio profundo en el sur argentino. Cada hora que pasa sin respuestas refuerza la sensación de que algo más oscuro se esconde detrás de lo que, en apariencia, podría haber sido un simple accidente.