En un caso de alto impacto, un hombre fue asesinado anoche de una puñalada en el pecho por un delincuente que le robó el teléfono celular cuando caminaba por el barrio porteño de Palermo.
En un caso de alto impacto, un hombre fue asesinado anoche de una puñalada en el pecho por un delincuente que le robó el teléfono celular cuando caminaba por el barrio porteño de Palermo.
El ataque ocurrió cerca de las 22.45 cuando la víctima fatal fue interceptada por un ladrón en el cruce de la Avenida Del Libertador y Lafinur. Tras esto, ingresó a una heladería de la zona para pedir ayuda ya que había sido herido con un arma blanca en el tórax.
El momento quedó registrado en una cámara de seguridad del local en donde se observa cuando el sujeto ingresa y se desploma en el suelo ante la mirada de los empleados y clientes.
Finalmente, falleció producto de la herida recibida, indicaron las fuentes. Por su parte, tras el robo el delincuente se dio a la fuga, por lo que es intensamente buscando por la policía.
La víctima del crimen fue identificada como Mariano Barbieri, que era padre de un bebé pequeño, vivía en la localidad bonaerense de San Isidro y trabajaba como Ingeniero Civil.
Su esposa escribió un emotivo mensaje de despedida en las redes. "Mi amor, papá de mi bebé, te amo hasta el último de mis días. Por favor dame fuerza para criar a nuestro hijo. Siempre sabrá que su papá era un loco que vivió la vida a pleno", expresó.
En su cuenta de Facebook, Barbieri solía postear fotos de su hijo, nacido en julio, y se mostraba feliz con su pareja, a quien conocía hacía dos años.
Además, se lo veía en regatas y realizando remo. Se supo que también jugaba profesionalmente al handball en la Sociedad Alemana de Gimnasia de los Polvorines.
"Nunca entiendo que sucedió en la vida para que todos estos cambios, entre ellos enamorarme, estar en pareja y ahora nuestro Luca, que eran inesperados para mi, de pronto sucedan, fluyan y me llenan de libertad y de felicidad en partes iguales", contaba en un posteo de marzo.
Como ingeniero civil, había egresado en 2011 de la Universidad de Buenos Aires y llegó a trabajar el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC). Desde hacía poco, tenía una empresa llamada Ideas, donde planeaba desarrollos estructurales sustentables.
“No me quiero morir”, fue una de las últimas frases que llegó a esbozar antes de caer tendido en el piso de la reconocida heladería de Palermo. Tenía 42 años.