El día del crimen, las cámaras de seguridad del domicilio capturaron la secuencia de los hechos. Mientras Domingo Verna se disponía a entrar a su hogar, su nieto lo sorprendió e inició una confrontación. Verna, en una reacción cargada de miedo y desesperación, sacó un revólver calibre 32 y disparó cinco veces. Los balazos impactaron en el estómago, pecho, cuello, una mejilla y un hombro de Brian, causándole la muerte instantánea. La esposa de Domingo, Marta, fue testigo directo de la escena, lo que añadió un componente trágico al episodio.
Una defensa marcada por la desesperación
Durante el juicio, la defensa de Domingo Verna, encabezada por el abogado Juan Sebastián González, argumentó que el anciano actuó en legítima defensa, aunque de manera desproporcionada, motivado por el temor a que la situación escalara y pusiera en peligro la vida de su esposa. Según González, la serie de ataques previos de Brian había desencadenado un estado de alerta constante en Domingo, lo que lo llevó a reaccionar de forma letal.
El jurado, compuesto por ciudadanos de Bahía Blanca, evaluó las pruebas y testimonios, incluyendo las grabaciones de seguridad que mostraban el desarrollo de los hechos. Aunque entendieron que existía una amenaza real y que Domingo actuó para protegerse a sí mismo y a su esposa, consideraron que la respuesta fue excesiva y fuera de proporción con el peligro enfrentado. Esta conclusión llevó a la sentencia de culpabilidad por exceso en la legítima defensa.
El testimonio del abuelo ante el tribunal
En sus últimas palabras antes de recibir la sentencia, Domingo Verna expresó su pesar de manera contundente. Con la voz quebrada, declaró: “Daría mi vida para que Brian volviera”, lo que reflejaba el profundo arrepentimiento y dolor que sentía por el desenlace. Esta declaración, aunque emotiva, no modificó la decisión del tribunal, que confirmó la pena de prisión de 4 años.
La imagen de un abuelo que, en circunstancias extremas, acabó con la vida de su propio nieto conmocionó a la comunidad de Bahía Blanca y al país entero. El caso resaltó no solo la complejidad de las dinámicas familiares marcadas por la enfermedad mental, sino también el límite difuso entre la defensa legítima y el uso excesivo de la fuerza.
Un entorno de tensión constante
El historial de incidentes violentos entre Brian y su abuelo fue un elemento central en el juicio. Testigos cercanos confirmaron que los episodios de agresividad de Brian eran recurrentes y que su estado psiquiátrico había generado un ambiente de temor en la casa. Estas circunstancias llevaron a Domingo Verna a vivir en constante alerta, convencido de que debía proteger a su esposa y a sí mismo de posibles ataques.
El día del crimen, la confrontación escaló de manera rápida e inesperada. Mientras intentaba ingresar a su vivienda, Domingo fue sorprendido por Brian, quien lo atacó por la espalda con un objeto contundente. Ante el peligro, Domingo tomó el revólver que tenía en su poder y disparó repetidamente, sin medir las consecuencias fatales de sus actos. La decisión de usar el arma fue vista como un acto instintivo, influido por el miedo y la desesperación acumulada.
La sentencia y el futuro de Domingo Verna
El juez del Tribunal en lo Criminal N°1, siguiendo la recomendación del jurado popular, impuso una pena de 4 años de prisión. Esta sentencia refleja un reconocimiento del contexto de autodefensa, pero también subraya la idea de que la respuesta de Verna fue desproporcionada. La figura legal de “exceso en legítima defensa” se aplicó para balancear la comprensión de la amenaza percibida con la gravedad de la acción tomada.
La condena dejó un sabor agridulce en la opinión pública. Por un lado, algunos ven a Domingo Verna como una víctima de las circunstancias, un anciano que actuó bajo presión extrema para proteger a su familia. Por otro lado, la muerte de Brian Batalla Verna, un hombre joven que también era un hijo y hermano, puso en relieve la tragedia de una familia fracturada por la violencia y los desafíos mentales no abordados.
El impacto en la comunidad y reflexiones
El caso de Domingo Verna ha despertado un debate sobre la gestión de situaciones de violencia intrafamiliar cuando están involucradas personas con trastornos mentales. Las preguntas sobre cómo prevenir tragedias similares y ofrecer apoyo adecuado a las familias afectadas han cobrado relevancia en el discurso público.
Organizaciones de salud mental y asociaciones de apoyo familiar han aprovechado la oportunidad para enfatizar la importancia de los recursos para el cuidado psiquiátrico y la intervención temprana. La historia de Domingo y Brian es un recordatorio de que, sin los mecanismos de soporte apropiados, el estrés y el miedo pueden llevar a decisiones irreversibles.