El caso está siendo investigado por el fiscal Claudio Fornaro, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática Homicidios del Departamento Judicial de La Matanza. En las primeras horas posteriores al hallazgo, se activaron las hipótesis más fuertes. Una de ellas apunta a un presunto femicidio vinculado a una posible relación sentimental entre la víctima y el principal sospechoso.
De acuerdo con fuentes policiales, hay un hombre identificado como J.R., de nacionalidad paraguaya, quien está bajo sospecha. Aunque aún no se confirmó de manera oficial el vínculo entre él y la víctima, los investigadores creen que podría haber sido su pareja. Lo cierto es que Liliana Cháves se encontraba refugiada en ese lugar, utilizando una identidad falsa: se hacía llamar “Sofía”, y pocos sabían quién era en realidad.
Los investigadores confirmaron que Cháves había llegado a Virrey del Pino en febrero de este año. Provenía de la villa Zavaleta, ubicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El cambio de domicilio y de nombre no fue casual. Según fuentes judiciales, la mujer tenía un frondoso prontuario penal que incluía delitos de alto perfil.
Liliana Cháves había sido condenada en al menos tres causas: tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, tenencia ilegal de arma de fuego y homicidio. Este último dato refuerza las sospechas de que no se trataba de una víctima cualquiera. Su perfil delictivo la habría colocado en el radar de distintos actores del hampa, y eso abre múltiples líneas de investigación.
En este contexto, los peritos forenses no solo analizaron los impactos de bala en el cuerpo, sino también el tipo de municiones y el patrón de disparos. Las características del crimen —la cantidad de tiros, el hecho de que seis hayan acertado y el resto no— apuntan a una ejecución con un mensaje detrás. No fue un intento de robo ni un crimen pasional tradicional, según las primeras conclusiones. Todo indica que se trató de un asesinato planificado.
Los vecinos del lugar donde ocurrió el crimen prefieren no hablar. Algunos aseguran que la mujer vivía con discreción, otros afirman que era evidente que se escondía de algo o de alguien. En las calles del barrio, el miedo creció después del hallazgo. “Nadie sabía realmente quién era, solo que se llamaba Sofía”, comentó un vecino bajo anonimato. “Nos enteramos después por la televisión que tenía otro nombre y ese pasado”.
Esa estrategia de ocultamiento no era nueva para la víctima. La mudanza a un barrio periférico y el uso de un nombre falso sugerían que había un intento claro de desaparecer del mapa. Pero su ejecución demuestra que alguien sabía dónde encontrarla.
El fiscal Fornaro ordenó una serie de medidas urgentes: análisis balístico de los casquillos, pericias en el lugar del crimen, entrevistas a los vecinos y revisión de las cámaras de seguridad de la zona, en caso de que existan. También se pidió la geolocalización del teléfono celular de la víctima, que podría aportar pistas clave sobre sus contactos más recientes.
Al mismo tiempo, se intenta determinar el paradero de J.R., quien hasta ahora no ha sido localizado. Las fuerzas policiales creen que podría haberse fugado hacia Paraguay, por lo que no se descarta la intervención de organismos internacionales en caso de que se confirme esa hipótesis.
El perfil de Liliana Cháves plantea interrogantes sobre su vida y las decisiones que tomó. ¿Por qué se escondía? ¿Quién o quiénes querían matarla? ¿Tenía enemigos del pasado? ¿O el crimen fue motivado por una traición interna? Las respuestas, por ahora, son inciertas. Pero los investigadores no descartan ninguna línea.
Además de los antecedentes penales ya conocidos, se investiga si tenía vínculos con alguna organización delictiva. La forma en que fue asesinada —con precisión y brutalidad— sugiere que se trató de un ajuste de cuentas.
En las próximas horas se conocerán los resultados preliminares de las autopsias y de las pericias de criminalística. Las pistas se acumulan, pero ninguna termina de cerrar el rompecabezas de un crimen que por su violencia estremeció a todo el conurbano.