Cinco minutos después, cuando el móvil policial llegó, una médica y los policías encontraron a Micaela Rascovsky sentada en el piso, con la espalda contra el sillón, y cubierta con una sábana. Hacía varias horas que estaba muerta, según declararon.
El escenario era el propio de una sobredosis: en la mesa había envoltorios de cocaína abiertos y en la cartera de Micaela había más, según revisó el propio Pascuccio. Por su parte, la autopsia reveló que la joven murió de congestión y edema pulmonar con cardiopatía dilatada, compatible con el consumo de cocaína. Pero también se encontraron lesiones, golpes y marcas de reciente data en su cuerpo.
Dos meses después, por orden del fiscal Patricio Lugones, a cargo de la Fiscalía N°28, Pascuccio fue detenido. Por su parte, el juez Manuel Gorostiaga, a cargo del Juzgado N° 2, procesó al acusado con prisión preventiva por los delitos de lesiones leves doblemente calificadas y homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género; es decir, femicidio.
Tras la apelación de la defensa, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó el procesamiento con prisión preventiva, pero rechazó que se investigue la muerte de Micaela como un femicidio. Desde entonces, el joven es acusado de lesiones leves doblemente agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, en concurso real con abandono de persona agravado por la muerte de la víctima.
Lo que ocurre, además, es que las pruebas son contradictorias, las declaraciones del hombre también y las sospechas de la familia de la joven fallecida son muchas.
El acusado, por su parte, negó todos los cargos, pero reconoció que la relación que tenía con Micaela Rascovsky no atravesaba un buen momento y que Micaela consumía porque estaba deprimida. Además, contó que en la trágica noche del 13 de abril discutieron pero que él se fue a dormir y que ella se fue a tomar vino a la terraza y que después la encontró tomando helado en el departamento. Según los relatos del joven, cerca de las 4.20 se levantó porque escuchó ruidos y la encontró convulsionando. Una semana después contó que había encontrado una carta de suicidio escrita por ella.
Las dudas pasan por las lesiones que la chica tenía en el cuerpo y lo que ella misma advirtió a sus amigos dos días antes de su muerte. "Mi hija me dijo que ‘fueron tres cachetadas y me re cagó a palos’. Le dije que la iba a buscar y ella me dijo que iba a intentar arreglarlo sola, que él tenía problemas de consumo de drogas y que ella quería ayudarlo", reveló la madre. Por su parte, Pascuccio negó haberla golpeado y, en cambio, argumentó que ellos tenían “sexo intenso, muy fuerte”.
Las llamadas la noche de la muerte de Micaela
La versión del novio es investigada por la Justicia ya que el registro de llamadas señala que, desde su celular, mantuvo conversaciones por al menos 10 minutos con su madre y su hermano entre la 1:14 y las 2:09. Además, hizo una llamada desde el teléfono de Micaela, todo en el tiempo en el que supuestamente él estaba durmiendo. A las 3:45 volvió a llamar a su mamá y a las 4.16 otra vez, esta vez por 20 minutos.
En su declaración dijo que estaba solo con Micaela, pero en la llamada al 911 se escuchan otras dos voces, una masculina y una femenina.
La carta suicida
La madre de Micaela cree que, efectivamente, su hija escribió la carta suicida pero no al momento de la muerte. "Yo estoy completamente segura que ella la escribió cuando pensó que tenía cáncer porque estaba muy deprimida", relató la mujer a Infobae.
"Cuando Guido declaró esa misma noche como testigo, nunca mencionó la carta y después aparece dentro de un cuaderno en una bolsa. El día que pasó todo, a las 7 de la mañana nos llamó y me dijo: ‘No sé qué mierda tomó tu hija, pero ahora está viniendo Criminalística a llevarse el cuerpo’ ¿Quién hace eso? No es entendible para nadie, no es humano", recordó la madre de Micaela.
La hipótesis de los investigadores
La Justicia estima que Guido golpeó previamente a Micaela y que, frente a las convulsiones o ataque que sufrió, la abandonó hasta que falleció.