El teléfono, según la familia, continuó activo hasta las 21 horas del mismo día, pero desde entonces no volvió a emitir señales claras sobre su paradero. Esa información técnica fue clave para que la policía de turistas brasileña abriera una investigación formal y pusiera en marcha un operativo de búsqueda.
Ante la gravedad de la situación, los hijos de Ainsworth viajaron a Río de Janeiro para colaborar directamente con las autoridades locales. Pero no pudieron hallar a su padre, lo que vuelve el caso mucho más grave que si solo fuera el robo de sus tarjetas y el dinero de sus cuentas. Ya hay varias denuncias de casos similares con turistas ocasionales en la "ciudad maravillosa".
el auto del argentino en Río
El auto del argentino desaparecido, en una calle de Río de Janeiro, abandonado. (Foto: Gentileza G1)
Un viaje de placer ya es una pesadilla
Ainsworth vive en Villa Urquiza y viajo para un descanso hasta Río de Janeiro. Todo iba bien hasta el día domingo. En ese momento se perdió el contacto con él y comenzaron a suceder cosas extrañas. Alejandro no respondía los mensajes. Así durante mucho tiempo. Hasta que de pronto, apareció una fotografía que no tenía sentido ni explicación, sacada con su aparato de teléfono. Pero ya era el día lunes. Durante la madrugada del domingo al lunes, sucedió lo peor. En Buenos Aires, su familia comenzó a notar extraños movimientos en cuentas de dinero y con la tarjeta. Ante la sorpresa y la sospecha por no saber nada del jefe familiar, avisaron al banco y dieron de baja a las tarjetas y pudieron neutralizar algunas operaciones injustificables. Pero la ausencia de señales de Alejandro obligó a tomar otras medidas. Sus hijos viajaron de inmediato a Río de Janeiro.
argentino desaparecido
De vacaciones. Una selfie en Copacabana. Luego todo cambió y no se sabe nada de él. (foto:Gentileza G1)
Denuncia de paradero, movilización de la policía, pero sin datos concretos
Sus hijos fueron a realizar la denuncia de paradero a la policía. Allí se asentó una causa y comenzó la búsqueda. Mientras los hijos colaboraron como pudieron. Por ejemplo, visitando hospitales y preguntando por su padre. Pero en ningún centro de salud se atendió o estaba internado alguien con sus datos. El misterio de su desaparición continuó.
Entonces, la pesquisa policial se enfocó en un problema que sucede con frecuencia en Río. Hay turistas que son sorprendidos mientras pasean o son engañados. Entonces, delincuentes los retienen cautivos para sacarle todo lo que llevan y lo que poseen. Es decir, lo despojan de celulares, relojes, anillos y otras cosas de valor. Pero además, de manera violenta logran que las víctimas de esos "secuestros al paso" entreguen sus tarjetas de crédito y sus contraseñas (de los plásticos y de cuentas bancarias). Lo que sigue es un fenómeno de estafa a nivel mundial. Compras por cosas de gran valor (inusitadas para el movimiento habitual de un cliente), transferencias abultadas sin justificativo o extracciones de dinero en cajeros automáticos muy suprior a lo que puede entenderse como un gasto diario.
Así, un turista retenido contra su voluntad pierde grandes sumas de dinero. Mientras tanto, la policía y los hijos de Alejandro siguen la búsqueda. El consulado argentino en Río también presta su colaboración. Ya pasaron más de 4 días. Sin una sola pista de su paradero.