Sin perder tiempo, se comunicó con el 911 para alertar sobre lo ocurrido. Los efectivos de la policía acudieron rápidamente al lugar, donde se entrevistaron con la víctima. Este les mostró el registro de una cámara de seguridad ubicada en la misma cuadra. Las imágenes revelaron un dato clave: se veía claramente a una pareja caminando junto a un niño pequeño en las inmediaciones del domicilio en cuestión.
A partir de ese momento, las sospechas comenzaron a tomar forma. Los investigadores observaron que no había signos de violencia en las puertas ni en las ventanas, lo cual indicaba que el ingreso no se había realizado mediante el uso de fuerza. Fue entonces cuando, al revisar el video con mayor detalle, descubrieron cómo había ocurrido todo.
El menor, de tan solo seis años, fue el instrumento elegido para llevar adelante el robo. La pareja lo habría incentivado a ingresar por una ventana, aprovechando su baja estatura y contextura física. Una vez dentro, el niño abrió la puerta principal desde adentro, permitiendo así el ingreso de los adultos. Todo esto sucedió en cuestión de minutos y sin que los vecinos advirtieran el movimiento.
“Utilizaron al menor como un arma para el robo, es su hijo”, declaró el subjefe del Comando Radioeléctrico de Rosario, Martín Moreyra, en una entrevista con el noticiero Telenoche Rosario. La frase, contundente, refleja el nivel de frialdad y manipulación que evidenció la pareja al involucrar a su propio hijo en un delito.
Tras analizar los registros fílmicos y recabar testimonios en el lugar, la policía inició un operativo de patrullaje por los barrios cercanos. Fue así como lograron localizar a los sospechosos en una vivienda del barrio Remanso Valerio, en Granadero Baigorria, una zona ubicada a poca distancia del lugar donde se produjo el robo.
Al arribar al domicilio, los agentes encontraron no solo a la pareja, sino también varios de los objetos que habían sido denunciados como robados. Entre ellos, figuraban los dos relojes, una cantidad de dinero no especificada y una pistola de aire comprimido. También hallaron un rifle, lo que generó aún más preocupación en torno al entorno en el que vivía el menor.
Pero eso no fue todo. Durante el procedimiento, dos mujeres intentaron impedir el accionar policial escondiendo a los sospechosos dentro de la vivienda. Esta maniobra no logró su cometido y ambas fueron demoradas por “entorpecimiento del trabajo policial”.
En total, fueron cuatro las personas trasladadas a la Comisaría 10ª de Rosario. En tanto, el niño quedó inmediatamente a resguardo de la Secretaría de Niñez de la provincia de Santa Fe, que ya interviene para determinar cuál será su destino mientras avanza la causa judicial.
El caso despertó una fuerte repercusión en redes sociales y entre los vecinos de la zona. No sólo por el robo en sí, sino por la utilización de un menor en un hecho delictivo, un hecho que representa una forma de violencia poco habitual pero profundamente alarmante.
De acuerdo con fuentes de la investigación, no es la primera vez que se detecta en Rosario el uso de niños en delitos contra la propiedad. Sin embargo, la claridad de las imágenes y la edad del menor implicado hicieron que este caso generara un impacto particular. Los investigadores no descartan que existan antecedentes similares en la pareja y se encuentran relevando otras grabaciones de cámaras del barrio para verificar si pudieron haber participado en otros ilícitos.
Mientras tanto, se espera que en las próximas horas la pareja detenida sea sometida a audiencia imputativa, donde se les podría aplicar una calificación agravada por haber puesto en riesgo la integridad física y emocional de un menor. Los delitos podrían incluir robo en poblado y en banda, uso de menores para delinquir y tenencia ilegal de armas, según fuentes judiciales.
El barrio La Florida, donde tuvo lugar el robo, es una zona residencial del norte rosarino que en los últimos años ha visto un incremento en los hechos de inseguridad. A pesar de ello, el uso de niños para perpetrar delitos no es una modalidad común. Este episodio, por su nivel de frialdad, sacudió la tranquilidad de los vecinos.
Por su parte, la Secretaría de Niñez provincial se encuentra realizando entrevistas y estudios socioambientales para decidir si el niño puede quedar bajo custodia de algún familiar apto o si será trasladado a una institución de resguardo temporal.
Desde organismos de protección de derechos del niño advirtieron que este tipo de casos requieren intervenciones urgentes y coordinadas entre la Justicia penal y el sistema de protección social. “Cuando un niño es instrumentalizado para cometer un delito, estamos ante una situación de violencia extrema que debe abordarse con todos los recursos del Estado”, indicaron desde una ONG local dedicada a la infancia.
La causa continúa en manos de la Fiscalía de Flagrancia de Rosario, que por estas horas recopila pruebas testimoniales, peritajes sobre los objetos recuperados y más imágenes de cámaras de seguridad para fortalecer la acusación.
El uso de un menor de edad en delitos no solo reviste gravedad jurídica, sino que también expone una problemática estructural: la vulnerabilidad de los niños en contextos de violencia y exclusión social. Aunque todavía no se conocen todos los detalles del entorno familiar, desde la Justicia aseguran que la prioridad es garantizar el bienestar físico y psicológico del niño, por lo que se actuará con la mayor celeridad posible.