1. ¿Por qué se paró?
Contrario a algunas especulaciones, el paro no tiene que ver con cuestiones de “caja sindical”; de hecho, la Ley Bases (uno de las consignas de la convocatoria) no habla de ese tema.
Tampoco el paro es por la situación inflacionaria, que ya venía desbordada desde antes.
La razón principal del paro es la falta de respuestas del Gobierno a los representantes gremiales a demandas puntuales y una gestión que no da respuestas a los temas laborales y sociales.
Para ser más claro. La mayoría de los representantes sindicales nunca pudo hablar con el secretario de Trabajo Julio Cordero. El Gobierno los desconoce como actores y les deniega su representación.
La única alternativa que les queda a los gremios es parar para visibilizar sus reclamos.
El contraste con la gestión de Alberto Fernández es evidente: los números de aquella presidencia fueron malísimos, pero el presidente siempre cedió a todos sus pedidos, al punto de enfrentarse para ello con la propia vicepresidenta.
2. ¿El paro es por la Ley Bases?
La política laboral del Gobierno preocupa a la CGT y es uno de los puntos de conflicto. En la ley bases hay cuatro cuestiones que afectan directamente a los trabajadores, desde la mirada de los sindicatos.
- Período de prueba. Temen que se contrate trabajadores a prueba por 12 meses, y que nunca se efectivicen porque siempre es más barato contratar a otro a prueba. “Si vos tenes un trabajador bueno, no lo vas a despedir”, dicen desde el Gobierno. Sindicatos responden que en empleos de bajo nivel de calificación y alta demanda, es más cómodo capacitar a alguien que efectivizar.
- Eliminación de multas por empleo en negro. El Gobierno dice que va a favorecer la contratación. La CGT plantea que es un incentivo a contratar en blanco. “Si después lo descubren, paga lo atrasado sin multas y listo”, critican
- Trabajadores independientes. La ley da la posibilidad de contratar hasta 5 trabajadores bajo el régimen de monotributo. La CGT dice que es una flexibilización laboral encubierta
- Chau Moratoria previsional. Si bien en algunos casos, los sindicalistas son críticos de este modelo de moratorias, advierten que no hay sanciones para los empleadores que no hayan aportado. Muchas veces un trabajador advierte recién a la edad de jubilarse que algún empleador no hizo los aportes correspondientes. Hoy no hay mecanismos claros para compensar eso.
3. ¿A quiénes representan los sindicatos?
Los sindicatos tienen como función primordial representar los intereses de SUS trabajadores afiliados.
En muchos casos, el paro no es planteado desde las cúpulas -como se quiere hacer creer- sino que son las propias bases las que reclaman las medidas de fuerza.
Si los líderes no cumplen con ese mandato, corren el riesgo de perder legitimidad y tener que irse.
Algo así pasa en distintas actividades donde la izquierda gana protagonismo, o -hace unos años- pasó en la UOM, donde el histórico líder Antonio Caló perdió las elecciones a manos de Abel Furlán.
4. ¿Por qué el paro?
Porque es la única medida contundente de visualización de las demandas -junto con las movilizaciones- y es un método de protesta garantizado por la Constitución.
5. ¿El paro fue político?
Sí, es político. Y no está mal. El gobierno debería tomar nota del malestar de una parte de la gente y hacer algo al respecto. Hay una parte de la población que la está pasando mal (“gente de bien” y el Gobierno tiene la obligación de escucharlos e intentar dar alguna respuesta.
En una sociedad moderna conviven distintas identidades, intereses, ideas, miradas e historias de vida.
La política es el arte de intentar encausar esas ideas y hacerlas convivir en un marco democrático.
6. ¿Qué va a pasar ahora?
El gobierno moderó en las últimas semanas su postura frente a los sindicatos. Por primera vez en cuatro meses los recibió un funcionario de alto nivel: el ministro del Interior Guillermo Francos.
Pero ese canal de diálogo es considerado insuficiente por algunos sectores, que plantean que el diálogo del día a día tiene que ser con el secretario del área, Julio Cordero.
Hasta ahora, la mayoría de los representantes gremiales, cuentan que no lo conocen y que no hay previsto ningún encuentro.
En los primeros días de gestión, un funcionario de esa secretaría se reunió con el líder de Comercio, Armando Cavalieri. A los pocos días fue echado.
Por ahora el Gobierno no da muestras de querer recomponer su relación con los sindicatos; ¿será demasiado tarde?
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