"Toda esta historia empezó
haciéndole creer a la gente que yo traía amantes a Olivos. Cuando se dieron cuenta que la presunta amante era una persona que trabajaba con Fabiola (Yáñez), cambiaron, y el problema empezó a ser las reuniones.
Y se dieron cuenta que no había tales reuniones", aseguró.
"En Olivos yo me cansé de ver gente porque soy el presidente de la República. Vivo en audiencias, recibiendo gente del más variado tipo. Recibo periodistas, políticos, ministros, secretarios, artistas, productores cinematográfico, teatrales, futbolistas. Recibo un montón de gente, pero es mi tarea conocer de primera mano lo que está pasando. Eso se convirtió en una historieta y eso sí me duele. Yo en Olivos no cambié una cortina. Sé que no es mi casa, estaré mientras dure mi presidencia", señaló.
El jefe de Estado también advirtió que "todo fue mutando a medida que se iban cayendo afirmaciones para terminar en que tengo un negociado con un señor que, si es proveedor del Estado, yo no lo sabía; que de los 19 contratos en realidad tuvo 6; que ganó 6 licitaciones y cobró del Estado nacional 6 millones de pesos en dos años". "Que me llamen ladrón por eso es un acto de indecencia", dijo.