Entrevista

De colaborar con Malvinas a ponerle un preservativo al Obelisco: Alex Freyre, el elegido de Cristina Kirchner que enseña a cultivar marihuana

Referente de la militancia LGTB, y ex candidato del kirchnerismo, Alex Freyre realizó un repaso junto a A24.com de sus más de treinta años de carrera política.
Matías Bugallo
por Matías Bugallo |
De colaborar con Malvinas a ponerle un preservativo al Obelisco: Alex Freyre

De colaborar con Malvinas a ponerle un preservativo al Obelisco: Alex Freyre, el elegido de Cristina Kirchner que enseña a cultivar marihuana

Nacido el domingo 4 de enero de 1970 en la Ciudad de Buenos Aires bajo el nombre de Alejandro Daniel Freyre, se crió en un típico hogar de clase media porteña. En diálogo con A24.com, el referente LGTB recordó sus vivencias a lo largo de cincuenta y dos años de luces y sombras.

El origen de Alex se dio en el seno de una familia de artistas. Sus tías abuelas fueron dos prestigiosas estrellas del espectáculo: la actriz Paulina Singerman y la cantante Berta Singerman. “Esos condimentos que tuvo mi infancia, hicieron que cuando mi militancia ocurrió en la televisión abierta, dentro de mi familia ya había un permiso que, no tenía que conquistar. Yo lo tenía dado, no era algo que tenía que aprender”, explica.

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Paulina y Berta Singerman.

Paulina y Berta Singerman.

Freyre recuerda sus primeros años como una situación de “privilegio”. “Cuando mi tía abuela tenía funciones de teatro a sala llena, yo jugaba en camarines con los hijos de Nora Cárpena”, recuerda.

Justamente, esa familia se amalgamó y se convirtió en “aliados” cuando un joven Alex comenzó a transitar el camino de “gestionar” su identidad.

El descubrimiento

“Durante mi infancia empecé a sentir atracción por varones, en aquel entonces no tenía ningún lenguaje para describirlo, ni siquiera la palabra ‘puto’. Sí sabía que era fuera de la norma, fue un proceso en soledad, ese descubrimiento, ese gestar una identidad”, recuerda Alex.

Luego de desandado el camino del autodesubrimiento, llegó el momento de contarlo al mundo. “Antes de salir del placard hacia el país entero desde la televisión, lo hice hacia mí universo que es mí familia”, afirma Freyre y remarca que fue junto a una familia que a lo largo de los años se puso cada vez mejor: “Venimos haciendo un viaje juntos, donde he sido un conductor de una transformación colectiva”.

La construcción de la ciudanía

Freyre entiende a la militancia como una “instancia superadora de la construcción de ciudadanía” y rememora como hito fundacional de ese proceso cuando terminando la escuela primaria se anotó como voluntario para envolver alimentos para los soldados de Malvinas.

A los 13 años, con la dictadura militar en retirada, comenzó a militar en La Fede, la rama juvenil del Partido Comunista, y desde allí refundó el centro de estudiantes en la histórica escuela Hipólito Vieytes de Caballito. Algunos años más tarde, sería elegido por sus compañeros para representarlos en los congresos de la Federación de Estudiantes Secundarios (FES). Sin embargo, a los 16 “desactivó” esa militancia para “investigar” sobre su “propia gestación de la identidad”.

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“El ‘Hombre nuevo’ no podía ser ni una mujer ni un puto” “El ‘Hombre nuevo’ no podía ser ni una mujer ni un puto”

El arquetipo de individuo colectivo que pregonaban las ideas socialistas en aquella época encontró a Alex frente a una disyuntiva. “En esa construcción personal me di cuenta que estaba militando en un partido político que para pertenecer tenía que mentir”, confiesa Freyre, y afirma: “La moral de los setenta estaba muy linkeada a esa mirada criminalizante, moralizante y patologizante de la homosexualidad”.

“Mi propia búsqueda de no mentir, de ser quién soy, me hizo salirme de La Fede, como me hubiera salido de cualquier espacio político. Tampoco podría haber estado en la JP o en la Franja Morada, siendo gay en esa época, todavía faltaba para deconstruir la homofobia en los partidos políticos”, analiza.

Si no puedo bailar...

“Me fui de La Fede y entré a incursionar en la vida cultural gay de finales de los ochenta”, rememora sobre una etapa “donde el SIDA empezaba a impactar de una manera silenciosa y silenciada”. Sus inaugurales vivencias en la noche fueron “un hecho fundante”. “La primera vez que entré a una discoteca fue un ‘Wau puedo elegir, acá no tengo nada de lo cual esconderme’”, recuerda.

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En Junín 1095 se ubicaba la disco Área, mítico punto de encuentro a fines de los ochenta.

En Junín 1095 se ubicaba la disco Área, mítico punto de encuentro a fines de los ochenta.

“Ser homosexual era una enfermedad, tener alguna práctica hacia la homosexualidad era un pecado”, expresa rememorando la “angustia” que esa situación le generaba. De todas formas, destaca que si siente “empatía con colectivos que el Estado los niega y los persigue” es porque él estuvo “ahí como perseguido por el Estado”.

Un diagnóstico temprano

En 1991, recibió el diagnóstico de ser VIH positivo y los médicos le pronosticaron tres años de vida. Fue en ese entonces que comenzó una nueva militancia en la vida de Freyre, esta vez en la Red Nacional de las Personas con VIH.

“A mis veinte me puse en pareja con Fernando, con él descubrimos tener VIH en una época que se hablaba de ‘peste rosa’, en la que no existían medicamentos para tratar esta infección”, asegura Alex.

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Tuve la experiencia de enterarme temprano del VIH, cuando no se había desarrollado en mi organismo un proceso de deterioro de mi salud. Por eso llegué vivo a cuando existieron los tratamientos”, afirma Freyre, aunque debió interponer un recurso de amparo para poder contar con aquellos fármacos. “Inicié una causa judicial porque por mi construcción de ciudanía entendía que tenía derechos”, recuerda, y confiesa: “Pude militar, con el privilegio de tener medicamentos en mi cuerpo y no morirme, por aquellos que se estaban muriendo en todos los hospitales públicos”.

Causas y urgencias

Los genes de artista, la necesidad de darle visibilización a una situación dramática y el “mandato en asamblea” de la Red, llevaron a Alex Freyre a hacer una campaña de educación sexual en dos recordados ciclos de la televisión argentina: “La salud de nuestros hijos”, conducido por Mario Socolinsky y “El Portal de la vida” con Raúl Portal.

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“Hablé mucho antes de que la Educación Sexual Integral (ESI) fuera ley, de que la homosexualidad no es una enfermedad ni un pecado, del aborto, del uso del preservativo”, se jacta Alex, y analiza que fue “una venganza hermosa” porque “sin lastimar a nadie, lastimábamos al sistema patriarcal”.

“Éramos los últimos de la fila reuniéndonos desesperados porque nos moríamos” “Éramos los últimos de la fila reuniéndonos desesperados porque nos moríamos”

En la Red Nacional de las Personas con VIH, Freyre descubrió un universo al que define como su “base territorial”. “En esas asambleas, conocí, a través de los relatos, cómo estaban los sistemas de salud, cómo actuaba la policía, como la estaban pasando las travestis, las putas, los que salían de prisión, los homosexuales, los usuarios de drogas”, caracteriza.

En el programa de Raúl Portal, Alex comenzó una campaña para juntar un millón de firmas para que el gobierno de Carlos Menem comprase medicamentos para tratar el VIH. La iniciativa fue un mandato de la asamblea que integraba en la que se “obligaban” a “ir por la conquista de determinados derechos”.

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Entre esa lista de urgencias, estaba la de exigir “una educación sexual integral con la perspectiva de diversidad que genere prevención efectiva” el reconocimiento de “la identidad de género” y la “lucha por la igualdad para los homosexuales”.

ESI antes de la ESI

Cuatro años más tarde de aquella alarmante noticia, y con la experiencia adquirida en el trato con otros pares en la Red Nacional de VIH, conformó la Fundación Buenos Aires SIDA, y fue entonces cuando Mirtha Legrand lo invitó a su mesa y protagonizó dos momentos de alto impacto.

Con la autorización de la diva de los almuerzos, Alex enseñó en la mesa de uno de los programas más vistos de ese momento cómo se debía colocar correctamente un preservativo. Luego, intercambió copas con la conductora y protagonizaron un brindis histórico que ayudó a derribar prejuicios sobre las personas con VIH.

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Desde la Fundación, con sede en el living de su domicilio, inició un proceso de educación sexual “a través de la educación popular” que duró quince años y por el que pasaron casi un millón de alumnos de escuelas secundarias, y miles de personas privadas de la libertad.

Sin embargo, la casa central de la organización iba a cambiar gracias un empresario argentino que vivía en Nueva York y que vio a Alex en el programa de Mirtha. El millonario llamó a Freyre y le donó un dinero que había heredado de un amigo fallecido de SIDA. “Con esa plata alquilé la sede de la Fundación durante los primeros tres años”, recuerda sobre el espacio en plena zona roja de Constitución.

“Tenía oro en polvo en un país donde el Estado no compraba preservativos” “Tenía oro en polvo en un país donde el Estado no compraba preservativos”

En los primeros tiempos de aquella “educación popular”, las charlas incluían los tutoriales sobre el correcto uso del profiláctico, pero no preservativos para poder repartir. Un Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, Freyre se cruzó en una plaza porteña con unas promotoras de Tulipán que repartían sus productos y se le ocurrió una idea.

A cambio de preservativos, colocaría el logo de la empresa en unos videoclips de concientización que iba a filmar para reproducir en boliches. “Les encantó la propuesta, hicimos una alianza a largo plazo, y Tulipán fue mi sponsor de industria nacional durante varias décadas”, recuerda con orgullo.

La iniciativa de hacer propagandas en discotecas era una idea que Freyre tenía desde sus primeras experiencias en la noche porteña, en las que veía “pantallas de video que no se usaban para nada”. Hasta que el Estado Nacional hizo propia la medida, la Fundación fue la máxima distribuidora de preservativos gratuitos del país.

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Empezamos a regalarles a las travestis que paraban en la puerta de la oficina, después comenzaron a venir a buscarlos, nos dimos cuenta que estábamos tejiendo una estrategia que nos permitía llegar a cientos”, recuerda quien en 1996 compartió encuentro en Rosario con las activistas trans Lohana Berkins y Nadia Echazú.

Ese mismo año, la Fundación Buenos Aires SIDA logró su personería jurídica y abrió tres sedes que eran atendidas por integrantes de la comunidad trans.

A través del día a día en la Fundación, que para ese entonces ya era uno de los principales centros de testeos gratuitos de VIH, Freyre comenzó a forjar un vínculo con muchas personas trans. En 2003, tras una consulta a la propia comunidad, la Buenos Aires Sida abrió, bajo el programa del Gobierno de la Ciudad “Nuevos roles laborales”, dos academias de oficios de peluquería y costura.

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En 2005, el Obelisco amaneció con un preservativo rosado como parte de una iniciativa de la Fundación Buenos Aires Sida.

En 2005, el Obelisco amaneció con un preservativo rosado como parte de una iniciativa de la Fundación Buenos Aires Sida.

El histórico Matrimonio Igualitario

En 2005 empezamos a darnos besos con José María, nos deslumbramos mutuamente en una asamblea en Mar del Plata”, explica acerca del comienzo de la historia de amor que se convirtió en un ícono. Ese mismo año, Alex participó de la creación de la Federación Argentina LGTB y ésta toma la agenda del Matrimonio Igualitario.

El 22 de abril de 2009, Freyre y José María Di Bello se presentaron ante el Registro Nacional de Estado Civil y Capacidad de las Personas en la Ciudad de Buenos Aires para solicitar una fecha para casarse. El ente público les denegó su petición argumentado que según los artículos 172 y 188 del Código Civil había un impedimento porque se trataba de personas del mismo sexo. Ante esta situación de discriminación, la pareja presentó un recurso de amparo.

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Varios meses después, el 12 de noviembre de 2009, la jueza porteña Gabriela Seijas declaró la inconstitucionalidad de los mentados artículos y ordenó al Registro Civil que se celebre la unión. Así, el primer día de diciembre de 2009, la pareja tenía todo preparado para casarse, pero todo se detuvo: "Nos dejaron peinados para la foto, fuimos vestidos para una ceremonia".

La Corporación de Abogados Católicos presentó, a través de su presidente Alberto Solanet, un recurso judicial para apelar la decisión de la magistrada Seijas. "Hicieron forum shooping, no recayó por sorteo, buscaron un juzgado que de curso a su deseo", piensa Freyre.

Técnicamente, el recurso no fue lo que impidió que nos casáramos porque el juzgado del fuero nacional no tiene jurisdicción sobre la Ciudad”, recuerda Alex y explica: “Fue Macri el que decidió, incumpliendo sus deberes de funcionario público, dar lugar al fallo en vez de desoírlo respetando la autonomía porteña”.

Fue entonces que la pareja decidió buscar alternativas porque la decisión ya estaba tomada. “Éramos conscientes que si no nos casábamos antes de que termine el año, no había certeza que hubiera otro fallo favorable después de la feria judicial”, recuerda Alex.

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“Con nuestra abogada, Carolina Von Opiela, pensamos ‘a nosotros no nos prohibieron casarnos, frenaron al gobierno de la Ciudad que en verdad pidió ser frenado’”, afirma irónicamente Freyre y rememora que, entonces, les surgieron dos posibles destinos “donde las autoridades se expresaron favorablemente”: Tierra del Fuego y Santa Fe.

Hermes Binner dijo que ‘no’, en cambio Fabiana Ríos dijo ‘si no hay ningún delito yo no tengo problema’”, con esa afirmación de la gobernadora, la pareja emprendió un viaje “secreto” para poder casarse en el Sur.

El Matrimonio Igualitario es Ley

El miércoles 21 de junio de 2010 en la Galería de los Patriotas, la ex presidenta Cristina Kirchner promulgó la Ley del Matrimonio Igualitario frente a numerosas figuras de la política, la cultura y los Derechos Humanos.

En ese momento la pareja estaba de luna de miel, pero eso no les impidió seguirlo “llorando” por internet. “Fue un discurso increíble de Cristina, después me tocó transitar ese tipo de discursos y emocionarme en vivo”, asegura Freyre y lo emparenta con lo que sintió “como abolicionista cuando Cristina Kirchner prohibió el Rubro 59”.

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A fines de 2012, Freyre fue distinguido con el Premio Azucena Villaflor por su historia de militancia y también por su desempeño como titular del Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual. Sin embargo, aquel día en el que Cristina Kirchner se calzó el icónico lazo rojo, también sucedió una charla que Alex recuerda con mucho cariño. “Le pedí al oído ser candidato, le dije ‘yo quiero estar en la lista y acompañarte para remar este proyecto y construirlo’, se río y se ve que me escuchó realmente”, reflexiona.

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Si bien en 2009 y 2011 ya había formado parte del armado electoral del Partido Socialista y el Frente Para la Victoria porteño, en las elecciones de 2013 Freyre ocupó un rol mucho más protagónico con la bendición de la presidenta Cristina Kirchner.

“Fue la primera vez que en el PJ alguien como yo estaba siendo candidato, tengo vivencias en escenarios del poder donde otros llegaron fingiendo que eran heterosexuales”, asegura Freyre sobre el momento del cierre de listas. “Era la primera vez que al firmar dos varones se dan un beso en la boca celebrándolo frente a toda una cultura partidaria que estaba asistiendo al fin de una era”, afirma.

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Nuevos paradigmas políticos

Algunos años antes entendí que era peronista y no lo sabía, comprendí que el peronismo era más de lo que era si nosotros entrábamos. Ahora sí el ‘hombre nuevo’ puede ser una mujer, un gay o un trans”, asegura quien acompañó a Juan Cabandié desde el sexto lugar de la lista.

Aunque los votos no alcanzaron para que ocupara un lugar en el Congreso, Freye destacó los logros que pudo hacer desde su lugar de “educador popular”. “Pude hacer aportes fuertes argumentando, participé de discusiones de mesa chica con el resto de los integrantes de la lista sobre si el aborto o la legalización de las drogas iba a ser un tema de campaña”, afirma.

Además, recuerda como momento memorable de las legislativas de 2013 la campaña del FPV titulada ‘La fuerza de’. “En ‘La fuerza del amor’ estaba nuestro beso, que una campaña presidencial en América Latina tome a dos varones besándose en la boca como parte de la propuesta del país que promete era un montón”, señala orgulloso.

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Sin embargo, Alex atesora un encuentro que compartió con Néstor Kirchner varios años antes de integrar una lista. En 2005, Freyre fue invitado a la Casa Rosada para la presentación de un programa de su autoría sobre políticas públicas para juventud y VIH. Al referente LGTB le otorgaron varias invitaciones para ir con quien quisiera y llevó a veinte amigas trans. “Néstor se vino a sacar fotos con las chicas y a prometerles darle importancia a ese colectivo. Me agarró a mí y me dijo ‘bien pibe, pero esto recién empieza’”, recuerda con orgullo.

Durante su paso como titular del Archivo de la Diversidad Sexual, Freyre destaca que se logró que la Justicia aceptara “por primera vez en el mundo a una travesti” como denunciante de crímenes de lesa humanidad. Además, pudo encontrar testimonios de la diversidad dentro de los organismos perseguidos por el Estado.

La polémica con Senado TV y un cambio de rumbo

Para esa época, en el Congreso empezaban los primeros debates sobre la legislación en materia de drogas y en particular sobre posibles despenalizaciones del cannabis. Fue ahí que protagonizó acalorados debates en televisión defendiendo la legalización de la marihuana y pidiendo por políticas de reducción de daños.

Poco tiempo después, el referente LGTB comenzaría a conducir un programa televisivo para la señal Senado TV. En la emisora dependiente de la Cámara Alta del Congreso, estuvo al frente de “Artículo 16”, un envío semanal sobre la legislación en el país.

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Sin embargo, tras la asunción del gobierno de Mauricio Macri el ciclo llegó a su fin y Freyre fue “echado como parte de una promesa de campaña”. “Intentaron sembrar la idea de que Boudou me daba plata y yo la sacaba escondidas del Senado”, afirma y asegura: “Pude ver en carne propia la capacidad que tienen para hacer trampa con el Poder Judicial. Se estaba gestando algo siniestro que me iba a devorar a mí y lo que construí. Lo vi, lo entendí y me corrí”.

Del primer porro clandestino a una nueva educación popular

En 2016, y luego de haber sido despedido del Congreso, Alex se encontró en una parálisis: “Con la llegada del macrismo me dejaron sin laburo. ‘¿Ahora qué hago?’, me pregunté y puse en valor el conocimiento que yo tenía para generarme la diaria”. Con un dinero heredado tras la muerte de su padre, el ex candidato decidió arrancar un negocio de venta de insumos para el cultivo y uso del cannabis llamado Cultivo Urbano, ubicado a pocas cuadras del órgano legislativo.

“Mi primera experiencia con el cannabis fue cuando tenía 16 años. Un porro prensado, fumado en las calles de Primera Junta con mis amigas de la época”, asegura Freyre. Treinta años después de aquel debut con un cigarro de marihuana de dudosa procedencia, irrumpió en el barrio de Congreso con su propia tienda y desde ahí impartió las enseñanzas que había adquirido en los últimos tiempos.

“En 2008 comencé a cultivar cannabis y empecé a experimentar esa clandestinidad, que antes solo experimentaba en el fumar”, manifestó y remarca: “Es un conocimiento ancestral pero que se convirtió en un conocimiento críptico por el prohibicionismo y el punitivismo, recién hoy podemos hablar de una educación desde el Estado”.

Desde su local, e incrementado por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio durante la pandemia de coronavirus, Freyre comenzó a dar cursos de cultivo y brindar asesoramiento a quienes querían formar parte del incipiente Registro del Programa Cannabis (Reprocann).

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Aunque "nunca" imaginó que terminaría enseñado a cultivar marihuana, Alex comprende la vuelta de la vida: “En definitiva soy un educador popular, entre explicar cómo se pone el forro con la boca, a explicar cómo se arma un porro o discutir con pares, cómo no iba a hacer también estos otros recorridos”.

Bajar la persiana del growshop

“En 2016 poner un grow era algo disruptivo, hoy es como los laverap o las canchas de padel”, analiza el referente cannabico y revela que como “dejó de ser un negocio”, Cultivo Urbano bajará la persiana definitivamente. No obstante, Freyre seguirá trabajando vinculado a la incipiente industria: “Me contrataron para coordinar su junta médica una agrupación de cultivadores que se llama ‘Cultivo Mis Derechos’ que se dedican a brindar acceso médico al Rreprocann”.

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“Estoy trabajando en alianza con otros activistas para que los hospitales públicos prescriban cannabis”, revela Alex y destaca que la organización que lo contrató gestionó el 10% de las 40 mil autorizaciones que el Rreprocann otorgó.

Sobre el futuro del cannabis en el país, el influencer del tema afirma que “estamos a muy corto plazo de encontrar en los supermercados chocolates con y sin CBD, o ropa de cáñamo, o cervezas con terpenos”. “Hay que trabajar en la democratización del cannabis porque el poder económico se lo quiere apropiar para que sean solo negocios. Si Internet es un derecho humano como lo plantea Cristina, cómo no va a hacer un derecho humano el acceso a una planta”, asegura.

El descanso del guerrero

A modo de conclusión de la extensa entrevista que brindó a A24.com, Alex Freyre reflexiona sobre sus más treinta años de militancia pública. “Hay como un descanso del guerrero, un corrimiento, un disfrute total de una cierta recuperación de algo de anonimato”, analiza.

“Tengo 52 años, vivo en una casita que me dejó mi papá, tengo una pelopincho, una parrilla y un suelo donde cultivo”, reflexiona y concluye con estilo maradoniano: “Que digan lo que quieran. Este cuerpito sirvió para un montón de batallas, ahora cosecha cannabis y coordina un grupo médico que lo prescriben”.

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