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Desde afuera del Congreso, la calle ya percibe el destino de una votación irreversible

Diego Geddes
por Diego Geddes |
Desde afuera del Congreso, la calle ya percibe el destino de una votación irreversible
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Todavía faltan al menos diez horas para la votación. Todavía se puede caminar por las calles con cierta comodidad. Todavía hay algo de señal en los teléfonos celulares. La lluvia amenaza pero todavía no aparece. Pero la tendencia es irreversible.

Los senadores van agotando argumentos en sus discursos y ratifican la postura que ya habían explicitado. La marea de gente que llega a la zona del Congreso es abrumadora (y esta vez no solo del lado verde). Del 3g no se puede esperar mucho cuando hay una concentración importante de gente. Y pareciera irreversible también el resultado de esta histórica votación.

El lado verde volvió a ganar masivamente la calle, copando toda la Avenida de Mayo y Callao, desde Corrientes, además de las calles aledañas. Tiene seis escenarios y carpas con recitales, charlas y en cada esquina. Tiene también un color aliado -el naranja- que simboliza la separación de la Iglesia y el Estado. Y tiene el futuro, según dicen ellos mismos: la amplia mayoría son jóvenes de entre 15 y 25 años.

Pero cuando dicen que tienen el futuro están también aceptando la derrota de la votación. No es un consuelo menor, pero el ánimo es diferente al que había en el debate en Diputados, cuando en la previa también estaban en desventaja pero sentían que desde la calle podían torcer la voluntad de los legisladores.

El lado verde tiene también algunas celebridades mezcladas entre la multitud. Valeria Bertucelli, Lucrecia Marcel y Erica Rivas deambulan por la zona del Hotel Castelar. También los diputados que motorizaron parte del debate en Diputados: Victoria Donda, Daniel Lipovetzky y Silvia Lospenatto caminan por Avenida de Mayo y se sacan selfies.

En la calle, el discurso de Ofelia Fernández emociona a la mayoría de los oyentes: la potencia de su discurso, irreverente y argumentado, es imparable. Para reforzar el contraste, un segundo después alguien lee lo que dijo Urtubey y no queda muy claro si es un chiste de la revista Barcelona o realmente sucedió. “Esos son los que votan hoy”, dice una chica pintada con glitter.

Celeste

El lado celeste esta vez copó la calle. La movilización es mucho mayor si la comparamos con la de la votación en junio. Aquella vez, a las 5 de la tarde, el lado celeste estaba casi desierto. Pero el resultado y la influencia que tuvo la calle parece haber hecho mella. Y la cantidad de gente no es para sorprenderse: es la Iglesia la que hay movilizado a su comunidad, la misma que mueve casi un millón de personas cada vez que se hace la caminata a Luján.

Ahora no llegan al millón, pero en algunas zonas de la calle Entre Ríos se hace difícil transitar. Las consignas no variaron demasiado: la defensa de las dos vidas y el sí a la vida se mantienen. Hay también ex combatientes de Malvinas celebrando los discursos de los senadores. “Le venimos a pedir a los senadores que no se den vuelta como lo hicieron la otra vez los diputados”, dice Mariana, que vino desde Rosario. Ha comenzado a llover y una señora ofrece impermeables celestes. “Nadie me los quiere aceptar porque piensan que los estoy vendiendo”, dice entre risas.

Adentro, el conteo de votos sigue estancando en el 38 a 31. De uno y otro lado sigue llegando gente a pesar de la lluvia y de la votación casi definida. No parece una historia que vaya a terminar hoy.