Uno de los casos más fuertes fue relatado por una joven que, a menos de una semana de entrar a trabajar, dijo haber sido presionada para salir con Maraniello fuera del ámbito laboral. Según su denuncia, durante ese encuentro sufrió tocamientos y besos no consentidos, y más tarde se sintió obligada a mantener relaciones sexuales para frenar el hostigamiento.
Otra agente judicial declaró haber recibido mensajes en redes sociales, comentarios inapropiados sobre su vestimenta y acercamientos físicos indeseados. Contó que al no ceder a los pedidos, padeció maltratos en el trabajo. La mujer terminó bajo medicación y con ideas suicidas, hasta que denunció en la Unidad de Bienestar Laboral. La fiscal especializada en violencia de género, Mariana Labozzetta, entendió que podía tratarse de delitos de acción pública y remitió el caso a la jueza María Servini, con intervención del fiscal Carlos Stornelli.
En total, los ocho expedientes reúnen acusaciones de abuso de poder, acoso laboral y abuso sexual, maltrato, uso indebido de recursos públicos e incumplimiento de reglamentos internos. Muchos de los legajos provienen de la Cámara en lo Contencioso Administrativo y de la Oficina de Bienestar, que enviaron actuaciones a la Comisión de Disciplina. La documentación está en anexos reservados y no es de acceso público.
El sindicato judicial denunció que cada nueva entrevista con empleados actuales o pasados del juzgado de Maraniello destapa más situaciones de hostigamiento. Resaltó además la vulnerabilidad de las víctimas, en algunos casos jóvenes trabajadoras interinas, con fuerte dependencia del empleo y sin respaldo económico.
Mientras tanto, el propio juez mantiene activa una página web personal, en la que exhibe premios, publicaciones y un currículum académico que incluye más de veinte libros y la presidencia de la Asociación Argentina de Justicia Constitucional.