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Dos Kirchner controlarán el Congreso y le marcan la cancha a Alberto Fernández

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Dos Kirchner controlarán el Congreso y le marcan la cancha a Alberto Fernández

La familia Kirchner va a tener desde el 10 de diciembre el control casi absoluto del Congreso de la Nación. Cristina Kirchner va a ser, electa por el pueblo, la vicepresidenta de la Nación y titular del Senado; Máximo Kirchner va a ser el jefe del bloque de más cantidad de diputados del oficialismo y, por carácter transitivo, el jefe del interbloque del Frente de Todos.

La definición fue confirmada anoche en el programa Bajo la Lupa por Agustín Rossi, el actual presidente del bloque K, presuntamente exiliado del Congreso y asilado en el ministerio de Defensa; un lugar al que –según cuenta a quienes le preguntan- no le interesa volver. Ya había sido ministro en el último tramo del gobierno de Cristina.

“No tengo dudas que Máximo será un excelente presidente de bloque”, disparó confirmando la noticia que era un rumor de las últimas horas en los pasillos del Congreso. ¿Por qué lo dijo? ¿Se le chispoteó? ¿O esperaba una reacción popular adversa? Raro que el kirchnerismo anuncie algo así por TV; raro que un político de raza como Rossi lo haga por torpeza.

Rossi quería seguir siendo jefe de bloque y sentía que ese era el lugar en el que más tenía para aportar. Pero una presunta mala relación con Alberto Fernández y con Sergio Massa (futuro presidente de la Cámara de Diputados) habría hecho que lo corrieran de ese lugar.

Una vez que el nombre de “el Chivo” quedó tachado no había mucho más para elegir: ¿Gioja? Demasiado “prócer” para la rosca de Diputados; ¿Scioli? Nunca se ganó la confianza K; ¿el vice del bloque, Luis Basterra? Demasiado bajo perfil. Quedaba la opción de Cristina Álvarez Rodríguez, sobrina nieta de Eva Perón, de buen vínculo con todos los sectores. Pero finalmente ganó el apellido.

El que maneja el bloque mayoritario en una cámara legislativa, si tiene peso propio, termina siendo en los papeles más importante que el presidente del cuerpo. Si no, pregúntenle a Miguel Pichetto, que conoció el estrellato siendo el jefe de bloque del peronismo en el Senado durante el gobierno de Macri. De ahí a la candidatura a vicepresidente.

“Menos con Fernando Iglesias, Máximo tiene diálogo y buen vínculo con todos”, dicen cerca del hijo de la vicepresidenta electa.

¿Qué significa en términos de gestualidad política esta designación?

Por un lado vemos que:

  • El kirchnerismo se repliega sobre sí mismo y sobre la cara más oscura de su identidad: otra vez el jefe es un Kirchner (nunca lograron transferir el poder a alguien por fuera de la familia, salvo ahora Alberto); otra vez muestran la desconfianza hacia sus aliados (Alberto, Massa); otra vez ponen a un comisario político a controlar todo…
  • Así el “sectarismo” le gana a la apertura: Máximo es el fundador de una agrupación (La Cámpora) ultra verticalista, que no permite que sus militantes y dirigentes hablen con los medios y que ven conspiraciones por todos lados.

Por el otro:

  • Máximo, como integrante de la mesa de conducción política del espacio, por primera vez se anima a asumir un rol formal de liderazgo.
  • Teniendo la responsabilidad del cargo se verá obligado a escuchar de primera mano las voces de otros sectores distintos al suyo y eso puede enriquecer su mirada como dirigente.
  • Por primera vez en su carrera política va a tener que hablar ante el resto de la sociedad (los no militantes) y dar explicaciones.

El nombramiento de Máximo al frente del bloque K, va a traer una reacción colateral. Seguramente los gobernadores peronistas no acepten su liderazgo y terminen armando su propio bloque de diputados. Esta idea, que ya venían madurando, se terminará de precipitar en las próximas horas si se confirma la noticia.

Algo similar había pasado en el Senado, donde Cristina quería imponer como jefa de bloque a Anabel Fernández Sagasti y se topó con el rechazo de los mandatarios provinciales.

Si algo repiten los gobernadores es que no quieren repetir los viejos errores que cometieron durante los 12 años K. Quieren mantener autonomía funcional para negociar lo mejor posible con el poder central. Esta vez, saben que Alberto los necesita como reaseguro en caso de no estar de acuerdo (mucho, poquito o nada) con su socia política y vicepresidenta, Cristina Kirchner.

Sacando el contrapeso que pueda ejercer Sergio Massa, el Poder Legislativo va a ser dominado por los dos Kirchner. Los dos que integran la mesa chica de la toma de decisiones en el Frente de Todos. El tercer integrante es Alberto Fernández, el que tendrá siempre la última palabra por ser el presidente… claro que integra una mesa en la que siempre va a estar en minoría.