Peronismo Vs. Peronismo

Máximo Kirchner gana terreno en la gestión, pero se frena su desembarco al PJ bonaerense

El jefe camporista hizo valer su peso en la economía, aunque perdió ascendencia para alcanzar el control del partido. La intervención de Cristina.
Nicolás Poggi
por Nicolás Poggi |
Máximo Kirchner y Verónica Magario. (Foto: Prensa Frente de Todos).

Máximo Kirchner y Verónica Magario. (Foto: Prensa Frente de Todos).

Quizás Máximo Kirchner sienta que no está arrancando el año electoral de la mejor manera. El jefe camporista, a cargo del bloque de diputados K y uno de los arquitectos del Frente de Todos, afronta por estas horas dos contingencias que, como caras de una misma moneda, amenazan con horadar el potencial electoral del Gobierno tanto como la cohesión interna: la pulseada por el control del PJ Bonaerense y la interna en el Ministerio de Economía por el manejo de las tarifas.

Dos expedientes en los que La Cámpora tal vez haya pecado de exceso de confianza: un intento de imposición sobre el resto que motivó incluso la intervención de Cristina Kirchner, quien hizo un llamado de atención sobre la improcedencia de ventilar las disputas propias en un momento económico y social delicado con motivo de la pandemia.

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Ministro de Economía, Martín Guzmán. (Foto: archivo)

Ministro de Economía, Martín Guzmán. (Foto: archivo)

Los resultados de ambos diferendos son dispares. En la discusión interna por las tarifas, el kirchnerismo parece haber torcido la voluntad de Martín Guzmán -y por ende del presidente Alberto Fernández, que lo apoya-, por lo que al final no habrá aumentos de dos dígitos en los servicios de luz del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que era la intención primera del Ministerio de Economía para atacar el déficit fiscal. En el intento por instalarse en el sillón de mando del PJ Bonaerense, en cambio, el hijo de la vicepresidenta tendrá que esperar un tiempo más.

Los senderos

Una vez anulados los planes de Guzmán de levantar el pie de los subsidios a las energéticas -el aumento de Edenor y Edesur terminó siendo del 9% y Axel Kicillof consideró “saldada” la discusión-, el kirchnerismo le asestó un segundo golpe al ala más ortodoxa del Gobierno.

Fue a través del senador Oscar Parrilli, que la semana pasada promovió la aprobación de un proyecto que establece que los fondos que provea el Fondo Monetario Nacional (FMI) no pueden utilizarse con otro fin que no sean políticas públicas destinadas a afrontar la segunda ola de coronavirus.

Ese expediente, respaldado por el Frente de Todos y aliados, solicita que la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI se dirija a políticas sanitarias, de reducción de la pobreza, educación, vivienda y generación de trabajo, y no al “pago de la deuda por capital, intereses o gastos que el país mantiene con ese organismo financiero y con otros países englobados en el Club de París".

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Oscar Parrilli. (Foto: archivo)

Oscar Parrilli. (Foto: archivo)

Pareció una provocación: un proyecto de ley aprobado en medio de la gira de Alberto y Guzmán por Europa para buscar apoyos en la negociación por la reestructuración de la deuda. Pero Parrilli negó cualquier animosidad y dijo por toda justificación que el FMI “debe cambiar sus exigencias a los países deudores".

A la vez, y consciente acaso de que la puja por las tarifas de Edesur cristalizaba la “conurbanización” de la política en el año electoral-, Máximo regresó del sur y apuró en el Congreso un proyecto para bajar las tarifas de gas no sólo de municipios bonaerenses del interior sino también de regiones de Mendoza, San Juan, San Luis y Salta, con la intención de alcanzar a tres millones de usuarios.

Esa iniciativa, bautizada de “Zonas Frías” y presentada el viernes último en la Cámara de Diputados por el propio Máximo, establece que los usuarios de territorios con temperaturas muy bajas en invierno tendrán una disminución de entre el 30% y el 50% sobre las facturas de gas, de acuerdo a la situación económica de cada sector.

https://twitter.com/minsaurralde/status/1393201986875633675

El jefe de La Cámpora -que había estado en el sur durante varios días y se ausentó, por ese motivo, de la “foto de la unidad” de Alberto y Cristina en Ensenada- hizo la presentación en el Congreso junto a Sergio Massa y la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario. El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde -su principal socio en la aventura bonaerense- se apresuró en salir a respaldarlo por redes sociales.

El barro del PJ

El otro expediente que Máximo esperaba tener cerrado para esta altura del año es el de la presidencia del PJ bonaerense, adonde llegó como cabeza de una lista de unidad después de un trabajoso acuerdo con los intendentes del conurbano y el peronismo del interior.

Si bien cerca suyo lo presentaron como una “propuesta” de los municipios, en verdad fue un acuerdo de cúpulas: la “mesa chica” del Frente de Todos decidió que para el año electoral el aparato partidario debía tener a Alberto en el orden nacional y al jefe camporista en el sillón estratégico del principal distrito del país. Pero el camino no resultó tan fácil y hoy Máximo no tiene fecha estipulada de asunción. En La Cámpora dicen que será a “fin de año”.

¿Qué pasó? Primero hubo negativa de los propios jefes del conurbano, que querían ese sillón para uno propio. Pero Alberto venció esa resistencia y promovió el consenso, que se extendió luego al interior del distrito. Hubo un solo intendente que se plantó: Fernando Gray, de Esteban Echeverría, que se presentó a la Justicia para impugnar el proceso de renovación de autoridades que consagraría al jefe camporista.

Máximo Kirchner en el PJ. (Foto: archivo)
Máximo Kirchner en el PJ. (Foto: archivo)

Máximo Kirchner en el PJ. (Foto: archivo)

Entre sus argumentos, Gray objetó que se acortarán los mandatos del partido, que están vigentes hasta diciembre próximo y que el kirchnerismo quería finiquitar en mayo. No tuvo suerte en la Justicia Electoral bonaerense -a cargo de Alejo Ramos Padilla- y acudió a la Cámara Nacional Electoral (CNE), donde le rechazaron su pedido de anulación de las elecciones internas; pero todavía no se expidieron sobre la cuestión de fondo, que es el adelantamiento de los mandatos.

Ahora, según pudo saber A24.com de fuentes al tanto de la pulseada, la CNE habría comentado, en conversaciones informales con las partes interesadas, que no deberían acortarse los mandatos de los partidos porque sería contrario a la voluntad de los afiliados y de las propias organizaciones políticas, con lo que habría dado a entender que no avalaría la avanzada de Máximo para asumir ahora.

También hay otra cuestión: para adelantar la renovación de autoridades debería renunciar más de la mitad del consejo partidario, y ese movimiento todavía no se produjo. Dos insinuaciones que podrían haber motivado el repliegue de Máximo, que buscaba instalarse en ese sillón antes de las elecciones legislativas para poder digitar las listas seccionales.

Sin embargo, el factor más determinante para la resignación de esas aspiraciones habría sido la intervención de la propia Cristina, que habría advertido a todos los involucrados que la situación social y económica del país -y del conurbano especialmente- no está para “seguir tirando de la cuerda”. Conclusión: la pulseada volvió a foja cero y cerca de Máximo dicen que asumirá en diciembre.

Pero hay un último punto: en diciembre, cuando se supone que el jefe camporista asuma como presidente partidario, ya habrán pasado las elecciones legislativas y el resultado de las urnas definirá el rumbo del Frente de Todos y del peronismo en general. Se presenta un escenario incierto. “Hay que ver cómo es el contexto a fin de año”, resume un operador del submundo del PJ.

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