En lo que la mayoría coincide es que parece tener un norte claro: desafiar lo habitual, ir en contra de lo establecido, luchar contra lo tradicional, romper la inercia de las cosas, combatir el status quo.
La pregunta entonces que queda es: ¿Cuál es su objetivo? ¿Es un pragmático o un teórico? ¿Un estadista de la realidad o un ingenuo que pretende una revolución imposible?
¿Por dónde pasan sus convicciones centrales?
Para intentar responder esas preguntas solo queda volver al origen, sus primeras declaraciones y mensajes en televisión, su posicionamiento inicial como político. Allí aparece una idea común: “Defender las ideas de la libertad” “Proteger el ideal libertario” y “Sostener el paradigma liberal”.
Entonces, ¿Será que lo principal para el outsider presidente argentino es defender las ideas de la libertad por sobre lo demás?
Si fuese el caso podríamos comprender varias de sus acciones en la presidencia:
- El discurso de asunción, propone el cambio de espaldas al Congreso, hablando del milagro de Jánuca, los macabeas y las fuerzas del cielo para lograr la liberación
- El estilo del DNU, con un giro desregulador abrupto y abrumador
- El ataque a tibios, que pretenden mantener la situación tal como está, siendo funcionales a la esclavitud
- La ley ómnibus, que busca romper con variados lazos del Estado con la sociedad tal como la conocemos
- El archivo a la ley ómnibus si no salía como él quería
- Agresión a dirigentes comunistas y socialistas, como archienemigos del paradigma liberal, libertario
- El mensaje en Davos, advertencia a occidente la amenaza socialista y relacionando a Nazis con social demócratas por ejemplo.
Y así podríamos seguir…
¿Por qué dice lo que dice y hace lo que hace?
Quizá por respetar su objetivo original: defender las ideas de la libertad
¿No será que en definitiva esa férrea defensa está por sobre el cálculo político? Porque no importa si es con más pragmatismo o teoría, si es con el Congreso, por DNU o si se trata hablar con legisladores, periodistas o empresarios… ¿El concepto central no será que avancen, crezcan y se expandan en Argentina (y en el mundo) las ideas de la libertad?
En definitiva, su arenga termina con una claridad no fácil de soslayar:
“¡Viva la libertad, carajo!”
(*) El autor es Psicólogo y consultor político. Autor de 100 Recomendaciones para dirigentes políticos