El voto tiene siempre una porción argumental. Los ciudadanos evalúan temas como la estabilidad, discapacidad o la inflación y ejes como la economía o la seguridad. Aquí operan razones ligadas al análisis, a la previsión y a la conveniencia práctica.
2. Factores emocionales
Toda elección activa una emoción central dominante: alegría, tristeza, miedo, enojo o asco. O sentimiento como esperanza, culpa y orgullo.
3. Elementos coyunturales
Cada elección ocurre en un contexto específico que redefine el peso de los temas. Son las condiciones del momento las que reconfiguran la matriz. La coyuntura actúa como un “filtro temporal” que amplifica o minimiza otros factores situacionales como tendencias nacionales, provinciales o locales e incluso internacionales / geopolíticas.
4. Aspectos estratégicos individuales
Aquí se ubica el votante como actor racional-emocional que organiza su decisión como un plan personal. Se trata de la conveniencia de la decisión privada que tiene consecuencias públicas.
5. Familia política
El voto no se define solo desde el individuo. Está mediado por identidades colectivas y estructuras de pertenencia.
- Identidad partidaria: herencia, historia, valores compartidos.
- Red territorial: cercanía del candidato a la provincia o ciudad.
- Religión y moral: creencias, tradiciones, convicciones éticas.
- Memoria política: lealtades o traumas de experiencias previas.
- Tribus digitales o ideológicas: grupos de afinidad en redes sociales.
La familia política es el espacio simbólico donde el voto encuentra sentido, pertenencia y justificación.
6. Por el candidato
Finalmente, toda matriz se organiza en torno a la figura del candidato. Es la síntesis simbólica de todas las variables anteriores: el rostro que encarna la promesa y la propuesta. La garantía de futuro.
- Estilo personal: empatía, cercanía, autenticidad.
- Credibilidad discursiva: coherencia entre lo que dice y lo que hace.
- Imagen pública: estética, lenguaje, presencia mediática.
- Capacidad de inspirar: proyectar energía, visión, esperanza.
- Factor comparativo: en el espejo con el adversario, define el contraste.
El candidato, en definitiva, es el vehículo emocional y simbólico a través del cual se activa la decisión del voto.
Las múltiples dimensiones del voto
El voto es una red de sentido, no un reflejo aislado de un estímulo coyuntural. Su comprensión exige un diagnóstico profundo de los factores que en cada elección conforman la matriz decisional del electorado.
Ese diagnóstico permite establecer prioridades y diseñar una estrategia comunicacional coherente con esa estructura. De ahí surge el combo esencial de toda campaña contemporánea:
Diagnóstico - Matriz - Prioridades - Comunicación Política.
Solo comprendiendo la lógica de esa matriz es posible conectar con el votante desde un discurso que no simplifique, sino que interprete la complejidad emocional, racional y simbólica del acto de votar.
(*) Gabriel Slavinsky es psicólogo y consultor político. Autor de “100 Recomendaciones para dirigentes políticos”