El esquema de restricciones se organizó por prioridades. Primero, se ordenó a las centrales termoeléctricas cambiar gas por combustibles líquidos, más caros y contaminantes. Luego, se interrumpió el suministro a contratos “interrumpibles” (más baratos, sin garantía de abastecimiento) y más tarde incluso a contratos “firmes” o “ininterrumpibles”, que sí aseguran el servicio pero fueron alcanzados por la emergencia. El último paso, que ya ocurrió en algunas localidades, es el corte a hogares.
El deterioro de la red energética volvió a quedar en evidencia, incluso en un país que posee la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo. Expertos del sector advierten que, sin inversiones urgentes en infraestructura, el sistema seguirá fallando ante picos de demanda previsibles. “El problema está en la producción, no en el frío. Siempre hay inviernos duros, pero esta vez te llevó puesto el sistema”, sintetizó un analista del sector.
¿Hasta cuándo se extiende la restricción del gas?
El Comité Ejecutivo de Emergencia volverá a reunirse este viernes a las 9 de la mañana para evaluar si las condiciones están dadas para comenzar a levantar las restricciones pero, al menos, hasta ese día seguirá la medida preventiva. La clave será si las temperaturas suben lo suficiente como para reducir el consumo y normalizar la presión del sistema.
Mientras tanto, la tensión crece entre las industrias, que han debido frenar procesos productivos, y en las provincias afectadas por los cortes, que reclaman explicaciones y soluciones estructurales para un sistema que, aún con Vaca Muerta en expansión, muestra una fragilidad alarmante.