El trígono entre Venus en Piscis y Júpiter en Tauro marca un momento de gracia cósmica. Venus, planeta del amor y la belleza, se encuentra en su máxima expresión en Piscis, mientras que Júpiter, el benefactor del zodiaco, en Tauro amplifica las oportunidades de crecimiento y estabilidad. Este tránsito fomenta conexiones emocionales profundas y una expansión en lo material y espiritual.