Con una casa en Mar de Cobo esperándola, decidió dar un giro radical. Lo que para muchos era una locura, para ella fue una liberación: “Cuando me di cuenta de que era feliz en Mar de Cobo, desplegué mi ser y mi alma. Prefiero esta vida antes que estar pendiente de cuántos seguidores tengo”, declaró.
El cambio no estuvo exento de críticas. Amistades que se alejaron, relaciones que se rompieron y voces que no comprendieron su decisión. Pero Melina no se movió un centímetro: eligió la calma del mar frente a la vorágine del rating.
Ya instalada en la costa, siguió ligada a su pasión: el teatro. Protagonizó Como si la vida fuese un momento pacífico y estable, en Mar del Plata, basada en un texto de Darío Sztajnszrajber. La obra fue un éxito inesperado y hasta recibió una nominación a los Premios ACE.
Hoy, Melina comparte su presente en las redes de manera esporádica. Allí se mezcla su costado artístico con postales de una vida más tranquila: caminatas, viajes y momentos íntimos. Su última aparición pública fue en Londres, disfrutando del teatro, la pasión que, según ella, más la conecta con su papá.
La actriz que supo estar en la cima eligió el silencio de un pueblo costero antes que la exposición mediática. Y aunque muchos se pregunten qué pasó con ella, lo cierto es que Melina Petriella encontró en el mar y el teatro independiente el lugar donde volver a ser feliz.