Esta serie coreana sigue imparable en Netflix después de su estreno y se mantiene entre lo más visto del catálogo. Por qué bate todos los récords.
La serie coreana de Netflix que se convirtió en el nuevo fenómeno con apenas una temporada.
Desde su estreno, la serie coreana Estamos muertos no ha dejado de sumar visualizaciones en Netflix. Aunque ya pasaron tres años desde que se incorporó al catálogo, hoy continúa compitiendo con los mejores títulos del género y se mantiene como una de las producciones más populares entre los suscriptores.
Con solo 12 capítulos, esta historia de adolescentes atrapados en una escuela infestada de zombis ha sabido conquistar tanto a la crítica especializada como al público. Su capacidad para mantener la tensión, sumada a un tratamiento visual intenso y un elenco juvenil eficaz, la han convertido en un éxito global inesperado.
En los últimos años, las series coreanas han tomado protagonismo en el catálogo de Netflix. La llegada masiva de producciones asiáticas no fue casual: el éxito de títulos como El juego del calamar o La gloria preparó el terreno para otros fenómenos, como estamos muertos.
Lo curioso es que, a diferencia de otros hits del momento, esta serie no es nueva. Se estrenó a mediados de 2022, pero su popularidad no ha disminuido. Al contrario, en 2025 aún aparece en el ranking global de lo más visto, superando incluso a novedades recientes. Su permanencia demuestra que el interés por el género zombi sigue más vivo que nunca.
La sinopsis oficial de Netflix explica la premisa central de Estamos muertos en pocas palabras: "Luego de que un virus zombi se propaga por su escuela, un grupo de jóvenes atrapados debe encontrar una salida o acabar infectado."
Esa frase resume lo que hace tan adictiva esta serie. El espectador se sumerge de inmediato en un ambiente de claustrofobia, adrenalina y miedo constante. No hay grandes explicaciones científicas ni pausas emocionales. El peligro es inmediato, los conflictos entre personajes crecen con cada episodio y el ritmo no decae.
Cada capítulo está cargado de secuencias intensas, peleas cuerpo a cuerpo, traiciones, y momentos de puro pánico. Es un cóctel que funciona: una serie pensada para el maratón, que no te permite despegarte de la pantalla.
Más allá del suspenso y los zombis, la serie ofrece una crítica social disimulada pero presente. En medio del caos, los capítulos abordan temas como el bullying escolar, la indiferencia de los adultos, la violencia institucional y el abandono de la juventud por parte del sistema.
También hay un mensaje sobre la supervivencia en comunidad: los personajes aprenden a colaborar, a cuidar unos de otros, y a enfrentar la muerte con madurez forzada. No todo es sangre y gritos: Estamos muertos también emociona.
Una de las preguntas más frecuentes entre los seguidores de Estamos muertos es si habrá una segunda temporada. Aunque Netflix no ha hecho oficial una fecha de estreno, sí está confirmada la continuación de la historia.
El final de la primera temporada dejó varios hilos narrativos abiertos, lo cual alimenta la expectativa. Y dado el éxito sostenido que ha tenido, una nueva entrega no suena descabellada. La audiencia parece estar más que lista.
A diferencia de otras ficciones de zombis, Estamos muertos logra equilibrar acción, drama y terror psicológico. Sus escenas están cuidadas al detalle, con efectos especiales de alta calidad y una dirección de arte coherente con el tono apocalíptico.
Además, presenta un enfoque fresco sobre el género: adolescentes que deben madurar a la fuerza en un ambiente de muerte constante. Esa mezcla de coming-of-age y horror extremo es lo que la vuelve tan adictiva. Netflix ha apostado fuerte por este tipo de historias, y la respuesta de la audiencia valida esa decisión.
En IMDb, mantiene una calificación sólida, y en Rotten Tomatoes tiene un alto porcentaje de aprobación tanto del público como de la crítica. No es común que una serie de género tenga tanta aceptación en ambos sectores.
Incluso medios especializados como Variety o Forbes la han incluido en listas de "series de culto" modernas, destacando su eficacia narrativa y su valor de producción.
