Máximo Thomsen podría haber creído que aparecer en el documental sobre el crimen de Fernando Báez Sosa —el caso que lo llevó a la prisión— era una buena idea para “dar su versión” y recuperar algo de imagen pública. Pero la jugada podría haberle salido muy mal. Porque esa exposición mediática no solo lo volvió a poner en el centro del debate nacional: también le habría empeorado la vida dentro de la cárcel de Melchor Romero, donde cumple su condena.













