El “sí” más esperado de la industria audiovisual argentina no fue en un altar, sino en una oficina. Después de cinco años de insistencia feroz, mensajes, reuniones, carpetas, ideas y “viejo, dale”, el Chino Darín finalmente logró convencer a Ricardo de lanzarse juntos a un sueño que hoy es un fenómeno mundial: su propia productora, Kenya Films.














