Lo que descubre en el camino no solo confirma sus peores sospechas, sino que la empuja a desmantelar una red de explotación sexual que operaba detrás del telón de una escuela de ballet.
Min-hee no solo era bailarina: detrás de los ensayos y las coreografías se ocultaba una oscura maquinaria de abuso y control. Al ponerse en sus zapatos, Ok-ju se ve arrastrada a un mundo donde el deseo y el poder se entrecruzan con una brutalidad inquietante.
Cada paso que da, cada enemigo que enfrenta, nos lleva más profundo a un infierno urbano retratado con una estética estilizada que recuerda por momentos a la saga de John Wick.
Acción, erotismo y venganza en 93 minutos
Una de las razones por las que esta película se ha vuelto tan popular es su duración: apenas 93 minutos. Ideal para una noche entre semana, cuando no querés embarcarte en una historia interminable, pero sí necesitás algo más que entretenimiento liviano.
El director Lee Chung-hyun no se anduvo con rodeos. Su enfoque fue radical: crear una experiencia sensorial intensa, con una dirección de arte impecable, coreografías de combate milimétricas y una cámara que no teme mostrar lo que muchos preferirían ocultar. Las escenas subidas de tono no están puestas porque sí; son parte del entramado emocional de la película. Reflejan el vacío, el dolor y la perversión de un sistema que transforma cuerpos en mercancías.
Por qué deberías ver "Bailarina" en Netflix
Ver Bailarina en Netflix no es simplemente mirar una película: es aceptar un viaje intenso, perturbador y profundamente humano. Y si te gustan las narrativas cargadas de tensión, sensualidad y justicia, esta es una elección que no vas a lamentar.