Otro término despectivo que deriva de este animal es "ratero". En la jerga popular, “rata” y “ratero” comparten un vínculo simbólico, aunque sus significados difieren: la primera se aplica a quien es tacaño o avaro, que retiene lo propio sin gastar ni compartir, mientras que la segunda describe a quien toma lo que no le pertenece. Ambos términos se perciben como insultos y se sienten familiares por la conexión con la rata, pero la diferencia clave es que el tacaño retiene y el ratero se apropia de lo ajeno, lo que ayuda a entender la metáfora sin confundir los significados.
En distintos países de habla hispana como Argentina, México y España, “rata” pasó de ser una simple comparación con el animal a convertirse en sinónimo de tacañería o mezquindad.
Otras expresiones para describir a los tacaños
El lenguaje popular ha creado múltiples metáforas para caracterizar la tacañería:
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Codo: refiere a quienes “aprietan el codo” para no gastar.
Agarrado: describe a quienes se aferran a sus pertenencias.
Miserable: enfatiza la negativa a compartir con un uso más formal o literario.
Avaro: un término clásico y más serio presente en literatura y textos históricos.
Cada término refleja cómo la creatividad lingüística transforma observaciones cotidianas en formas de describir la conducta humana.
Historia y curiosidades
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En la literatura del Siglo XIX, personajes denominados “ratas” fueron frecuentemente caracterizados por su codicia y tacañería, consolidando la metáfora.
Diversos refranes y dichos populares utilizaron la imagen de la rata para ilustrar la acumulación excesiva o la mezquindad, como “Más rata que un coleccionista de monedas”.
Se ha observado que las metáforas de animales facilitan la comprensión de conductas humanas, lo que explica la abundancia de expresiones como “burro” para alguien torpe o “zorro” para alguien astuto.