Qué pasó de la cuarentena a la "cincuentena"
Según el documento, "transcurridos cincuenta días de cuarentena, la gente evidencia los mismos niveles de preocupación, incertidumbre y ansiedad".
"La familias argentinas viven en una olla a presión. Y como esa presión es cada vez es más alta, se generan consecuencias negativas en relación a sentimientos, emociones y al sistema de creencias; y ven incertidumbre el corto, mediano y largo plazo", señaló González. Esa preocupación fue creciendo con los días y ahora entró en un "amesetamiento": en una escala del 1 al 5, está en 3,5 aproximadamente.
Dentro de los hogares, además, hay sentimientos encontrados. Por ejemplo, en las familias con niños escolarizados: "Los padres sienten culpa ante las tareas de sus hijos. No está en su rol ser maestros y tienen poca tolerancia anta la falta de concentración de los niños (algo normal en los chicos) y se generan situaciones complejas", observa el especialista.
Tres curvas que preocupan
Según resaltó el Director del OPSA, a la curva de contagio se suma la psicológica. "Tenemos una curva más que aplanar que es a nivel iatrogénico, o sea desde el punto de vista de la salud. Alta incertidumbre, alta preocupación y alta ansiedad serán cuestiones que atender después de que pase la cuestión sanitaria y la lucha contra el COVID19", resaltó.
"Desde que comenzó esta crisis, fundamentalmente nos hablaron de la curva de contagios y muertes. Después tímidamente se empezó a hablar de una segunda curva: la económica y el estrés de los recursos en torno al trabajo, el salario y la pobreza. Ahora incorporamos una tercera, que es la debacle de la salud mental", destacó González.
Algunas evidencias:
- El 74% de la gente cree que sus ingresos se reducirán entre algo, mucho o -directamente- no tendrán ingresos;
- Un 24% asegura que su vida será bastante más dura y difícil que antes.
- Un 8% se muestra desesperanzado y con angustia respecto de cómo seguirá su vida.
En la tercera curva (la psicológica) se suma la perspectiva hacia el futuro: la idea de que esta situación va durar mucho y que lo peor aún no llegó.
"Es muy difícil metabolizar ese mensaje. Lo peor no llegó pero nos dejan salir, hay una inconsistencia en el mensaje de todos los gobiernos, no solo el argentino, que da incertidumbre y es un cóctel que genera un impacto en la salud mental", señaló.
Un mundo sin preparación
La tecnología y la globalización empujaron para que la sociedad en el siglo XXI se desarrolle en el exterior. Con la posibilidad de viajar a otras partes del mundo y la elección de disfrutar el aire libre, los especialistas destacan que la humanidad no estaba lista para un confinamiento.
"No estábamos preparados para el encierro permanente. Estamos viendo problemas y distorsión en el proceso del sueño, niveles de irritabilidad muy altos, problemas en las relaciones familiares, y entre padres y niños, porque los chicos están sufriendo un impacto grande porque la escuela está dentro del hogar y están menos preparados que los adultos para vivir el encierro", resaltó González. Y agregó: "El impacto en la salud mental es tremendo y los psicólogos tienen que estar en la trinchera ayudando y conteniendo a los entornos familiares".
¿Salud versus economía?
En el estudio realizado por la UBA se presentaron dos opciones por contraposición: salud o economía, una dicotomía que también fue planteada por el propio presidente Alberto Fernández.
Según este estudio sigue ganando la salud: al un 58% le preocupa más la salud, mientras que al 42% restante le preocupa más la economía. Pero los números se emparejan:
"En un primer momento, de cada 10 personas, 8 estaban preocupadas por el contagio y 2 por la economía, ahora fue emparejándose. Incluso, al hablar sobre la salida de la cuarentena, la mitad de la gente (53%) prefiere una salida gradual con algo de flexibilización, pero vemos que un 28%, casi un tercio de la población, dice que tiene que haber una salida drástica".
En palabras del Director del OPSA las diferencias para soportar el encierro radican en la realidad económica personal. "En las clases altas dicen que pueden soportar hasta 4 meses, mientras que las bajas y los trabajadores independientes dicen 1 o como mucho 2 meses".
Entonces, su postura ante el aislamiento social parte de una "ecuación mental donde la chance de contagiarse se presenta como una probabilidad mientras que el quedarse se convierte en una certeza de la heladera vacía, por ende asume el riesgo".
Y advierte: "El hecho de que una persona salga no significa que no tomó conciencia, sino porque no tiene manera de cubrir las necesidades básicas".
El futuro y un horizonte oscuro
La situación económica suma factores negativos a la perspectiva de futuro. "La inmensa mayoría percibe que en lo sanitario se están haciendo las cosas bien por las consecuencias sanitarias, los contagios, los muertos y sistema de salud. Pero su proyecto de vida y su futuro es negativo", resaltó el especialista.
- 36% de la gente cree que la pandemia irá empeorando gradualmente.
- 4% estima que devendrá rápidamente en una situación incontrolable.
- 73% señala que está entre “muy asustada” y “un poco asustada” ante el Covid-19.
González advirtió que esta percepción puede ser "la más móvil si la crisis empieza a resolverse". "Si hay avances en cuanto tratamientos y vacunas, la incertidumbre baja ya que se puede pensar que esta nueva normalidad no es tan diferente a lo cotidiano que vivíamos. Más allá de que la crisis económica va a ser lo último en resolverse", concluyó..
Mirá el estudio completo: