Perfiles

David Reimer: la dura historia del chico que fue forzado a vivir como nena

Luego de un accidente en su circuncisión, David Reimer protagonizó un experimento que buscó modificar su identidad a través de operaciones y cambios en su crianza.
Ayelén Bonino
por Ayelén Bonino |
David Reimer. 

David Reimer. 

Durante 14 años, sus padres y los médicos que lo atendían se negaron a contarle la verdad. Víctima del intento de normalizar su cuerpo, David Reimer fue forzado durante toda su infancia y parte de su adolescencia a vivir con una identidad que no sentía propia.

Con el objetivo convertirlo en una niña, se le realizaron operaciones, se lo sometió a tratamientos hormonales y se lo educó bajo los parámetros de "lo femenino". Con los años, la vida de David Reimer se transformó en un infierno y su caso dejó al descubierto la complejidad de las prácticas de la psicología experimental que se realizaron en las décadas del 60 y 70.

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David Reimer, de adulto.

David Reimer, de adulto.

Un experimento llamado David Reimer

David Reimer–legalmente inscripto como Bruce– nació junto a su hermano Brian el 22 de agosto de 1965 en Winnipeg, Canadá. Sus padres, Ron y Janet, estaban felices. Siempre habían querido tener gemelos. Los niños eran saludables y no presentaban complicaciones. Sin embargo, a los 6 meses los bebés comenzaron a tener problemas para orinar.

Los médicos aconsejaron hacerles una circuncisión y el 27 de abril Janet ingreso a sus hijos al hospital. La mañana siguiente recibió una llamada. Le dijeron que había habido un accidente y que el pene de Bruce se había quemado por completo al realizarle la intervención. Los doctores habían usado un aparato eléctrico en vez de un bisturí y durante el procedimiento algo salió mal.

Los padres entraron en shock. Creían que su hijo jamás tendría una vida feliz y cada vez que Janet le cambiaba el pañal, lloraba. “Durante un tiempo estuve traumatizada. Pasé un año en ese estado”, dijo tiempo después en declaraciones a la cadena BBC. Pasaron los meses y un día, junto a su esposo, la mujer vio en la televisión al psicólogo John Money, un reconocido especialista en cambio de sexo. Janet pensó que el profesional podría encontrar una solución.

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Janet, junto a sus hijos gemelos.

Janet, junto a sus hijos gemelos.

Semanas después, la madre llevó a su bebé a la universidad John Hopkins, en Baltimore, y el equipo de Money le dijo que podía convertir a Bruce en una niña a través de operaciones y hormonas. La clave, principalmente, estaba en la crianza del bebé. Este grupo de investigadores consideraba por entonces que el desarrollo de la identidad de género se debía sobre todo a la educación.

“Nos pareció que lo más sensato era cambiar el sexo de nuestro hijo. Pensábamos que lo mejor era convertirlo en una hija”, afirmó Janet. “En esa época no había posibilidad de una cirugía reparadora”, agregó. En rigor, por esos años, las cirugías de cambio de sexo sólo se practicaban a niños intersexuales, o sea, los que, debido a cambios en sus genitales, nacían fuera del modelo binario masculino y femenino.

En 1967, Money comenzó a tratar al infante y el 3 de junio de ese año se lo castró quirúrgicamente. Tenía 22 meses. A partir de ese momento, el pequeño fue convertido en “Brenda”. Se le ocultaría su identidad, se lo educaría como una niña y a partir de cierta edad se le darían hormonas femeninas. Su hermano, Brian, proporcionaría la variable de control de caso, ya que, como gemelo, era un clon genético perfecto.

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La familia Reimer.

La familia Reimer.

El bebé creció y en 1972 Money anunció los resultados del proyecto: había logrado modificar con éxito la identidad de una niña no intersexual nacida como varón. El tema llegó a los medios y causó furor entre los científicos. De acuerdo al profesional, los gemelos estaban contentos en sus roles asignados: Brian era un nene rudo y su hermana una niña feliz. El psicólogo apareció en la revista Time e incluyó un capítulo de lo investigado en su libro de Man & Woman, Boy & Girl.

Pero la realidad no era color de rosa. A los 2 años, “Brenda” no se identificaba con el rol femenino que le habían impuesto. Comenzó a quitarse los vestidos con rabia, se negaba a jugar con muñecas y se apoderaba de los coches y pistolas de su hermano. “Yo me daba cuenta de que no se sentía bien siendo una chica. Ella era muy rebelde y masculina. No podía persuadirla de que hiciera cosas femeninas. Casi no tenía amigos y la llamaban 'la mujer cavernícola'. Estaba muy sola”, contó años después su madre.

David Reimer: se devela la verdad

Con los años, el niño comenzó a ir un psiquiatra local. El profesional informó que se sentía perturbado y muy infeliz. Según consigna en el libro "As Nature Made Him: The Boy Who Was Crised As a Girl", que describe el caso, durante las visitas anuales que debían realizar con el doctor Money, el psicólogo llegó a usar fotos de adultos desnudos para "reforzar" la identidad de su paciente y hasta lo presionó para que se sometiera a una cirugía adicional de "vagina".

Cuando el joven cumplió 13 años, la familia decidió dejar de ver a Money. “Me sentía muy solo. Me maquillaba, pero me veía como un payaso, no me gustaba”, explicó tiempo después ante los medios. Cuando cumplió 14, el psiquiatra local convenció a sus padres de contarle la verdad. “Todo tuvo sentido y entendí por qué me sentía de esa manera. No era una especie de bicho raro. No estaba loco”, detalló.

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Tras la revelación, el adolescente decidió cambiar su nombre a "David"; se realizó una mastectomía para remover los senos que habían crecido por la terapia de estrógenos; se hizo múltiples operaciones para crear un pene y testículos, y se inyectó testosterona para masculinizar su musculatura.

Sin embargo, David estaba deprimido. Creía que nunca iba a poder conseguir una pareja e intentó suicidarse dos veces cuando tenía poco más de 20 años. Las cosas comenzaron a complicarse, además, en el seno familiar. Janet, su madre, también intentó quitarse la vida; su padre cayó en un alcoholismo; y su hermano, Brian, desatendido, comenzó a consumir drogas y a delinquir a medida que entraba en la adolescencia.

¿Qué ocurrió con los gemelos Reimer?

Cuando tenía 23 años, David Reimer se casó con una mujer llamada Jane y vivó junto a ella y sus tres hijos. Las cosas parecían mejorar, hasta que su hermano, Brian, murió de una sobredosis de antidepresivos en la primavera de 2002.

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David Reimer en su casamiento, a los 23 años.

David Reimer en su casamiento, a los 23 años.

Por esos años, David cayó en una profunda depresión. Comenzó, además, a tener problemas económicos y matrimoniales. No era fácil vivir con él debido a su personalidad explosiva y su constante miedo al abandono. Su esposa quiso separarse y las cosas se precipitaron.

En mayo de 2004, el hombre, que por entonces tenía 38 años, salió furioso de la casa. Dos días después, Jane recibió una llamada de la policía, diciendo que lo habían encontrado, pero que él no quería que ella supiera su ubicación. Dos horas después de eso, Jane recibió otra llamada. Esta vez la policía le dijo que el joven estaba muerto. David se había suicidado.

David Reimer y el debate sobre la identidad de género

El debate sobre cómo se conforma la identidad en las personas y cuánto inciden la biología y el ambiente es amplio y sigue vigente al día de hoy.

"Desde mi punto de vista, las personas no somos producto solo de lo sociocultural o solo de la biología. Como seres humanos, lo que nos diferencia de los animales es que nosotros tenemos lenguaje y aparato psíquico. Tenemos una personalidad que se desarrolla en una conjunción de factores", explica a A24.com la psicóloga especialista en género y cambios culturales Cintia González Oviedo.

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David Reimer.

David Reimer.

"Basados en la neurofisiología, hay rasgos de la personalidad que tienen una base genética. Hay personas que tienen características neurofisiológicas heredadas de padres o madres, pero con el ambiente eso puede desarrollarse o no", explica la profesional, quien además es directora de Bridge The Gap, una entidad que fomenta la igualdad de género en las organizaciones.

Según sus argumentos, lo que prueba el caso Reimer es que "su identidad de género no se modificó ni por cambios en el ambiente ni por cambios en lo biológico. Él tenía una identidad de género que era inamovible. Aún cuando el ambiente es totalmente hostil, por ejemplo, las personas trans o no binarias siguen siendo personas trans o no binarias, por más que la sociedad esté organizada de una manera heteronormada".

"El caso de David Reimer prueba que la identidad de género es una construcción personal e individual, además de una compleja trama de relaciones socioculturales, identitarias y también biológicas", afirma González Oviedo, y concluye: "El nivel de padecimiento psíquico de forzar a las personas tiene un alto costo en salud mental".