¿Qué originó la explosión?
Hasta el momento, las causas del incendio no fueron confirmadas oficialmente, pero los testimonios de trabajadores del lugar coinciden en un mismo punto: el fuego comenzó cuando intentaban precalentar una máquina industrial, al inicio del turno mañana. Eran alrededor de las 6:00 de la mañana y había cerca de 30 empleados en el interior de la planta.
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Así fue el incendio en Lomas del Mirador que puso en jaque a todo un barrio luego de que una pañalera estallara por un cortocircuito en plena madrugada.
Un posible cortocircuito habría provocado una chispa en un entorno con materiales altamente combustibles, como telas, espumas y cartones acumulados. A partir de ahí, todo fue cuestión de minutos. Las llamas se expandieron con una velocidad alarmante, consumiendo primero la parte trasera del depósito, y luego el techo completo.
El lugar, según confirmaron los bomberos, no tenía rociadores automáticos ni medidas de contención adecuadas para ese tipo de riesgo.
Fábrica en ruinas, 50 empleos en la cuerda floja
La empresa afectada produce telas absorbentes para adultos y emplea a unas 50 personas, muchas de las cuales llegaron al lugar al enterarse de la tragedia. La mayoría estaba fuera de turno cuando se desató el incendio, pero acudieron desesperados, temiendo no solo por sus compañeros, sino también por su fuente de trabajo.
“Todo quedó reducido a cenizas. No hay nada que se pueda salvar”, dijo uno de los trabajadores, que prefirió no dar su nombre. “Esto es una fábrica, pero también es el sustento de muchas familias. Estamos devastados”, agregó.
Los bomberos no daban abasto: “No hay agua”
Uno de los aspectos más alarmantes del operativo fue la falta de recursos. Los bomberos denunciaron que no contaban con acceso suficiente a agua, y que los hidrantes en la zona no estaban operativos. “Están con dos mangueras para una fábrica de media cuadra. Así no se puede”, relató un vecino que acompañaba a su madre evacuada.
La imagen fue desoladora: bomberos trasladando bidones, conexiones improvisadas, tanques vacíos, y mientras tanto, el fuego seguía avanzando. Para los vecinos, la falta de previsión es inadmisible. “Nos avisaron que el fuego iba a pasar a mi casa, y no pudieron frenarlo. Es injusto. No somos culpables de esto”, gritaba una mujer en el lugar.
Gabriela, dueña de una vivienda lindera, relató a A24 que el fuego ya alcanzó su quincho recién construido. “Tanto sacrificio, y en dos minutos se cayó todo. Desde temprano estamos orando para que Dios proteja nuestra familia”, expresó entre lágrimas.
Riesgo de derrumbe y evacuación total
A raíz del colapso del techo del depósito, el riesgo de derrumbe es total. Los bomberos recomendaron la evacuación preventiva de al menos ocho viviendas, algunas de las cuales ya muestran daños por las altas temperaturas. Las paredes exteriores crujen, el calor es insoportable y los materiales combustibles continúan ardiendo a pesar de los esfuerzos.
“La medianera de mi casa está por caer. Es como si tuviera fuego adentro de la pared. No podemos ni acercarnos”, explicó otro vecino que, junto a su esposa y sus dos hijos, fue trasladado a casa de un familiar.
Hasta el momento no se reportaron víctimas fatales ni heridos graves, pero los daños materiales son cuantiosos y la situación sigue siendo crítica.
Las autoridades en silencio
Mientras los bomberos hacen lo posible, las autoridades locales aún no dieron una respuesta formal sobre la falta de infraestructura en la zona. En un barrio denso, donde conviven viviendas familiares con pequeños comercios e industrias, la ausencia de sistemas de prevención es una bomba de tiempo.
Vecinos aseguran que ya habían advertido sobre el riesgo de ese depósito en varias reuniones barriales, pero no obtuvieron respuestas. “Hace años que pedimos controles. Esa fábrica tiene químicos, cartones, materiales inflamables... Y ahora pasó lo que nadie quería que pasara”, denunció una referente vecinal.
Entre las cenizas, la incertidumbre
Mientras las últimas columnas de humo siguen elevándose sobre Alvear al 3700, las familias de Lomas del Mirador intentan recomponerse de la peor madrugada del año. Muchos no pudieron rescatar más que un par de documentos, alguna ropa y las mascotas. Todo lo demás quedó bajo fuego.
“Tenemos miedo de que explote algo más. Todavía hay tanques adentro que no explotaron. No nos dejan volver a casa y no sabemos si mañana vamos a tener casa”, dijo una mujer que logró escapar apenas a tiempo con su hija.
La escena es desoladora: casas con vidrios estallados, techos quemados, muebles a medio sacar y una comunidad que espera ayuda urgente. La solidaridad, como en cada tragedia, se activó de inmediato. Vecinos ofrecen abrigo, agua, comida, y redes de asistencia espontánea. Pero las respuestas oficiales aún brillan por su ausencia.
Antonio Laje
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