Ana Bárbara Buhr Buldrini, conocida en el entorno digital como Ana B, era brasileña y falleció en Estambul donde había sido operada tras salir la noche anterior.
La muerte de Ana B generó conmoción y abrió una investigación judicial por posible negligencia médica (Instagram)
Continúa la conmoción por la muerte de la influencer brasileña Ana Bárbara Buhr Buldrini, conocida en el entorno digital como Ana B, en Turquía en donde se sometió a varias operaciones estéticas como convenio de un canje por publicidad. Ahora, se conocieron detalles de su vida y de cómo vivió las últimas horas antes del inesperado final.
La creadora de contenidos, según detalló People en español, había viajado a Turquía con su esposo para operarse en el Tüsa Hospital, como parte de una campaña que consistía en promocionar la clínica a cambio de realizarle diversas intervenciones, entre ellas liposucción, aumento de senos y rinoplastia.
Ana B había nacido en Belo Horizonte, Brasil, tenía 31 años y combinaba su pasión por la música con una exitosa carrera como creadora de contenido en redes sociales, donde logró atraer a casi 800.000 seguidores en Instagram.
Vivía en Maputo, Mozambique, desde hacía varios años, donde participaba en la escena cultural, además de su versatilidad en moda, belleza y estilo de vida. Su comunidad reunía audiencias principalmente en Mozambique, Brasil y Portugal.
Además, la influencer incentivaba el arte con el trabajo publicitario e inició su carrera musical en 2018 con el EP “Joga Bonito”, que integraba géneros como el electro y el hip-hop. Tras un periodo de pausa debido a la pandemia, había relanzado su carrera en 2025 con el álbum “Contatinho”, consolidando su posición tanto en el circuito artístico como en el digital.
En el plano personal, Ana B había contraído matrimonio con el músico mozambiqueño Elgar Sueia el 3 de mayo de 2025, y juntos viajaron a Estambul para lo que originalmente iba a ser una luna de miel. Sin embargo, la influencer también aprovechó para realizarse la cirugía estética como parte de su colaboración con el hospital.
El acuerdo con Tüsa Hospital, reseñó Univision, involucró que Ana B promocionara la clínica en sus redes sociales a cambio de realizarse varias cirugías. Originalmente, la operación estaba programada para el 18 de junio de 2025, pero se adelantó al domingo 15 de junio debido a problemas de agenda del cirujano.
Elgar Sueia, su esposo, sostuvo que la noche antes de la intervención, el personal médico, incluido el cirujano que iba a operar a Ana, invitó a la pareja a salir a una fiesta, y se presume que Ana consumió alcohol, desoyendo las recomendaciones pre quirúrgicas. A pesar de las dudas, el cirujano insistió en adelantar la cirugía, asegurando que no habría inconvenientes.
El procedimiento se realizó por la noche, y al principio el postoperatorio parecía no presentar complicaciones. Sin embargo, la situación se complicó durante la fase de recuperación, cuando Ana comenzó a mostrar síntomas mientras salía de la anestesia. Según el hospital, el 16 de junio la influencer sufrió una fibrilación ventricular que derivó en un paro cardíaco, y los intentos de reanimarla durante más de una hora y media no tuvieron éxito.
El fallecimiento de Ana B causó una profunda tristeza entre su familia y seguidores. Su esposo, Elgar Sueia, compartió conmovedores mensajes en redes sociales, expresando su dolor por la inesperada pérdida y en sus publicaciones, Sueia denunció la falta de comunicación y la demora en la atención médica posterior a la operación, sugiriendo posibles negligencias por parte del hospital.
La muerte de Ana B provocó una investigación judicial en Turquía, liderada por la Dirección Provincial de Salud de Estambul. Se ordenó una autopsia y se inspeccionó el hospital, deteniendo temporalmente a algunos miembros del equipo médico, aunque fueron liberados poco después.
El Tüsa Hospital, que recientemente había cambiado su nombre tras casos previos, emitió un comunicado negando cualquier irregularidad, asegurando que se siguieron los protocolos establecidos y que lo ocurrido fue una “complicación inesperada”.
Sin embargo, las autoridades turcas no descartan la posibilidad de negligencia y continúan con las inspecciones. La controversia se amplió debido a las circunstancias poco comunes en torno a la preparación de la cirugía y al acuerdo publicitario entre la clínica y la influencer.
