Por un lado, América Latina ha sido un territorio tradicional de remesas, en donde mover el dinero resulta lento y costoso. Esta región, caracterizada por la inestabilidad económica y problemas inflacionarios, a menudo carece de una infraestructura financiera sólida, una situación conduce a una desconexión con la economía global.
De hecho, de acuerdo con un reciente informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que, aunque el desempleo en Latam se mantiene a la baja, persiste una alta informalidad.
Este contexto, sumado al auge de la economía digital, ha generado mayor confianza en el dólar digital como una moneda estable y que conserva su valor. Además, este avance ha revolucionado los sistemas de pagos transfronterizos, especialmente al brindar un apoyo crucial durante crisis humanitarias, como la pandemia de COVID-19.
El caso de USDC en emergencias humanitarias
De acuerdo con informes publicados por la ONU en 2020, América Latina y el Caribe es la segunda región más propensa a desastres naturales en el mundo, lo que genera varios desafíos a las organizaciones de respuesta, entre ellos, el envío pagos en entornos de alta complejidad.
En la pandemia, se creó el programa “Héroes de la salud”, gracias al cual, 65 mil enfermeros y enfermeras de Venezuela lograron recibir ingresos para que siguieran apoyando la crisis sanitaria del momento.
“Esto fue posible porque pudimos establecer un canal de distribución de USDC. Desde entonces, nos dimos cuenta de que podemos llegar a donde nadie más llega y apoyar diversidad de proyectos”, afirmó Rubén Galindo, CEO de Airtm.
Todo esto ejemplifica la forma en que el USDC, una de las stablecoins conocidas como “dólares digitales”, está disponible las 24 horas, los 7 días de la semana. Como una moneda digital, completamente respaldada, USDC es equivalente en proporción 1:1 a dólares estadounidenses y, como tal, permite la realización de pagos transfronterizos rápidos y a bajo costo.