Aliste destacó que su hijo y los demás jóvenes eran estudiantes universitarios, completamente ajenos a los conflictos de barras: “Todos son amigos adolescentes universitarios. Yo vengo de Chile, acabo de llegar. Te confirmo de nuevo, las barras son una cosa. Mi hijo no es nada. El problema de las barras es de barras, que se acabe de una vez”.
El padre también mostró su preocupación por la repatriación y por garantizar la seguridad de los jóvenes: “Por favor, nunca más las barras. ¿Cómo hacemos para que esto acabe? Yo soy chileno. Chilenos y argentinos de barras bravas son los mismos. Son los dos culpables. Lo único que pido es que nos ayuden a repatriar y resolvamos, no sé de qué manera. Voy ahora a juntarme con el cónsul chileno”.
Qué pide la familia de los detenidos
Más allá de la repatriación, Aliste apuntó a la necesidad de medidas efectivas contra la violencia de las barras: “El problema de las barras es de barras, que se acabe de una vez”, insistió. La familia exige que se identifique a los responsables y que se evite que hechos similares vuelvan a repetirse en el fútbol argentino y sudamericano.
El relato de Ignacio Aliste evidencia no solo la gravedad de los incidentes, sino también el impacto humano que generan estas situaciones. Las consecuencias se reflejan en la integridad física y emocional de jóvenes que solo asistieron a un partido de fútbol y se encontraron atrapados en un conflicto violento que escapó al control de la seguridad del estadio.